Un carrera de alto riesgo
Potenciar el desarrollo de proyectos empresariales innovadores y viables forma parte de las tareas que la mayoría de las escuelas de negocios se plantean como prioritarias. Parece que emprender está de moda, que existe un boom, y que ahora buena parte de los alumnos que finalizan sus estudios se lanzan a la piscina por vocación o quizá empujados por unas expectativas de desarrollo profesional más que inciertas. Pero la realidad es que en España todavía son pocos los jóvenes que tienen intención de poner en práctica sus ideas de negocio una vez finalizada su formación.
“No todo el mundo es emprendedor. Nosotros no enseñamos a los alumnos a convertirse en emprendedores, sino a pensar como tales. Más del 40% de nuestros estudiantes acude al IE para potenciar ese espíritu. Después, algunos deciden lanzarse al charco, hipotecar su casa y tomar unos riesgos que les quitan el sueño. Pero esto no se lo enseña nadie, es una elección muy personal. Es una carrera de alto riesgo. En torno al 20% de nuestros antiguos alumnos son emprendedores”, señala Paris de l’Etraz, director del Venture Lab de IE Business School.
El IE acaba de celebrar en Madrid el Venture Day, una cita en la que jóvenes emprendedores e inversores internacionales analizan los retos del emprendimiento y la inversión en start-ups. En los dos últimos años, varias iniciativas presentadas en convocatorias de este tipo en distintas ciudades (Tokio, Boston, Shanghái o México DF) han levantado más de 15 millones de euros de financiación. El 50% de esos planes de negocios están relacionados con aplicaciones móviles, un 20% son proyectos sociales y el resto tiene que ver con cadenas de restaurantes y otros servicios.
ESCP Europa tiene como prioridad inocular en sus alumnos el espíritu emprendedor. Esta argumentación, según la institución, no se corresponde con un brindis al sol para quedar bien en los folletos de una escuela de negocios. Por el contrario, según Caroline Ladousse, responsable de la Cátedra de Emprendimiento de ESCP en el campus de Madrid, es una realidad: “Fomentamos el emprendimiento en nuestros cinco campus, sobre todo desde la creación de la cátedra en 2007”. Además de esta plataforma, en la que los proyectos empresariales de los estudiantes tienen cabida, la extensa red de alumnos y exalumnos de la escuela funciona como apoyo e interrelación para que las start-ups puedan llegar a buen puerto.
En ESCP respaldan proyectos que tienen impacto positivo en la sociedad
Los Premios al Emprendimiento Social son otra muestra del compromiso de ESCP con los alumnos emprendedores, ya que impulsan start-ups con viabilidad económica. Las ideaspresentadas a principios de mayo fueron valoradas por business angels, directivos de grandes empresas y responsables de aceleradoras. “Apoyamos planes de negocio innovadores y sobre todo escalables, es decir, que tengan un mercado potencial global. Nuestra particularidad es que exigimos que los proyectos tengan también un impacto positivo en la sociedad, lo cual no significa necesariamente que deban ser sociales”, indica Caroline Ladousse.
Esade Ban ha atraído 14 millones de inversión para sus alumnos
ESCP busca introducir a los estudiantes con talento en el complejo ecosistema de los actores de la innovación empresarial: inversores, pequeños empresarios en activo… Dos ejemplos innovadores que participaron en los últimos premios fueron Cylinder Iniciative, una apuesta por la reutilización de residuos para su conversión en combustible en áreas rurales del Tercer Mundo, y We Are Data, que pretende dar la oportunidad al ciudadano de controlar su información personal, con la que ya comercializan grandes corporaciones, y así beneficiarse económicamente de lo que “realmente es suyo”.
Jordi Vinaixa, profesor del departamento de dirección general y estrategia de Esade, subraya que la mayoría de los jóvenes llegan con la intención de emprender, pero “con el paso del tiempo cambian y prefieren pasar antes por el mundo de la empresa, sobre todo de las multinacionales, que es donde saben que hay más recursos para poder aplicar técnicas de management que se explican en las escuelas”.
Esade dispone desde hace años de herramientas de apoyo a la creación de empresas. Una de ellas es el Entrepreneurship Institute (EEI), fundado en 1967 con la finalidad -según Vinaixa- de convertirse en un centro de referencia global en el ámbito de la iniciativa emprendedora a través de la investigación, la formación orientada a la acción, la presencia en el debate social y el apoyo a personas emprendedoras.
Además, en 2006 surgió Esade Ban, una red de inversores privados, miembro fundacional de AEBAN (asociación que aglutina a las redes de inversores privados de España) y de EBAN (European Business Angels Network). “Hasta la fecha, Esade Ban, que cuenta con business angels, empresas de venture capital, family offices, agrupaciones de inversores privados y empresas de capital riesgo, ha atraído inversiones por más de 14 millones de euros”, apunta Jordi Vinaixa.
La media anual de proyectos empresariales presentados por los alumnos de IMF Business School ronda los 300. De ellos, en torno al 35% suele tener el peso y las garantías suficientes para continuar su estudio por diversos inversores y mecenas, según Carlos Martínez, director general de la escuela.“Damos prioridad absoluta a los alumnos emprendedores, desde la presentación de los proyectos hasta su cierre: hablamos con bancos, particulares, empresas, etc., incluso participamos económicamente en aquellos centrados en nuestro sector que consideramos viables”. IMF utiliza dos vías de apoyo y promoción: acuerdos con distintas entidades bancarias y con empresas colaboradoras que aportan no solo recursos económicos sino que, a veces, se implican personalmente en el asesoramiento y apadrinamiento de la idea de negocio. Para el próximo curso, la escuela pondrá en marcha un espacio dedicado a proyectos empresariales y crowdfunding.
También ESIC tiene desde hace años diversas actividades destinadas a los emprendedores y a la creación de nuevas empresas. El objetivo es muy claro: fomentar y apoyar el emprendimiento para que sus alumnos sean capaces de abordar y materializar sus ideas. A finales de 2013, la escuela dio un paso más y puso en marcha ESIC Emprendedores, con la finalidad de aunar esfuerzos y transmitir su compromiso con el fomento de la empleabilidad, favoreciendo tanto el autoempleo como el emprendimiento, señalan desde la institución.
Herramientas
La formación es una de las palancas sobre las que proyectar futuras iniciativas empresariales, opina Javier de los Ríos, responsable académico de Emprendimiento de CEF: “Nosotros vendemos metodología; lo que nos preocupa es dar a los alumnos herramientas. Un informe de la Fundación Kauffmann dice que en Estados Unidos aproximadamente el 40% de los emprendedores tiene formación universitaria y el 25%, un máster”.
La escuela presta servicio de seguimiento y consultoría a través de la oficina de ayuda gratuita EmprendeACEF y asesoramiento integral a iniciativas de emprendedores de la asociación de antiguos alumnos. “Desde 2012 han sido atendidos más de 150 planes de empresa, el 60% relacionados con negocios tradicionales y de prestación de servicios y el resto, con un mayor sesgo tecnológico, orientados a la venta online. En este momento se están tutorizando 25 proyectos”, añade De los Ríos.
Para María José Prieto, responsable académica del área corporativa de U-Tad, centro universitario de tecnología y arte social, “las nuevas generaciones tienen claro que emprender es una opción muy posible. No les da miedo”. U-Tad trata de incentivar ese espíritu en los alumnos. “Tanto es así que tenemos asignaturas específicas enfocadas a generar sus propios planes de negocio y a la creación de empresas, independientemente de lo que estudien. Cualquier alumno recibe apoyo para canalizar sus ideas y materializarlas”, puntualiza Prieto.
Nebrija Business School también se preocupa de los estudiantes con inquietudes empresariales a través del máster en Creación y Dirección de Empresas. Francisco Llamas, director de este programa, explica que los alumnos, la mayoría latinoamericanos, realizan una parte de su formación presencial en sus universidades de origen; después, durante diez meses reciben formación online y, finalmente, se integran en Madrid con los alumnos españoles “para vivir una auténtica experiencia de networking. No solamente se incorporan para culminar las últimas asignaturas del programa y la presentación de su trabajo final ante el tribunal, sino que viven una experiencia en nuestro país que les marca en su espíritu emprendedor”.