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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La revolución del sector exterior

La crisis que ha sacudido España en los últimos años ha derribado muchos elementos del tejido económico y productivo, pero también ha impulsado otros nuevos. Si hasta 2007 la economía española se alimentaba principalmente del consumo de los hogares y de la inversión empresarial, a partir del estallido de la crisis las exportaciones han ido aumentando hasta situarse en el 34% del PIB en 2013. Ese porcentaje no solo representa un nuevo máximo histórico, sino que coloca a España en el grupo de naciones cuyo sector exterior tiene una mayor importancia en sus economías. Solo Holanda y Alemania, con un 88% y un 50%, respectivamente, de peso del sector exterior en el PIB, están por delante.

El crecimiento de las exportaciones españolas –cifrado en un 40% más desde el estallido de la crisis– ha sido la consecuencia lógica de una economía que ha visto derrumbarse su principal fuente de alimento: la demanda interior. Pero también es el fruto de la pujanza, el vigor y la capacidad de adaptación de un tejido empresarial que ha buscado aumentar su presencia en otros mercados como medio para sobrevivir al invierno económico. Hasta 2007 el sector exterior de España se concentraba en la venta de servicios de la industria turística, un motor que ha mantenido su vigor pese a los rigores de la crisis.

Pero en el boom exportador que se ha desarrollado desde entonces ha jugado un papel fundamental el crecimiento experimentado por ventas de bienes y de servicios no turísticos. En el primer caso, se ha consolidado la exportación de bienes de equipo, alimentación y automoción, tres sectores que aportan ya en conjunto más de la mitad de las ventas de bienes al exterior. En el segundo, servicios como la consultoría, el transporte, los contratos de tecnología, ingeniería, arquitectura o asistencia financiera en banca y seguros han ido aumentando su peso hasta acaparar también más de la mitad del total de servicios vendidos.

En este verdadero vuelco al exterior de nuestra economía y de renovación de la tarta de las exportaciones ha destacado con fuerza la experiencia internacional de las grandes empresas españolas, que apostaron en su momento por la diversificación de sus negocios, pero también el coraje de muchos medianos y pequeños empresarios, que han acometido la aventura de comenzar a vender fuera de nuestras fronteras. La base exportadora de España, que mide el número de empresas que venden al exterior, ha crecido solo en el último ejercicio un 10%, hasta 150.000 compañías, de las cuales un 25% exporta ya con regularidad. Medidas como el Plan estratégico de internacionalización de la economía española para 2014 y 2015 reflejan que el Gobierno es consciente del potencial de crecimiento que existe en el sector. Una verdadera revolución para una España que ya vende mucho más que sol y playa.

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