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Pactan una nueva prórroga de una semana

Codere y bonistas negocian un pacto in extremis para evitar el concurso

Imagen de un local de Codere.
Imagen de un local de Codere.

A las 9.00 de la mañana de hoy, Codere y sus acreedores debían tener listo un acuerdo. A esa hora se agotaba el periodo de gracia que consiguió la compañía del juego el pasado lunes después de suscribir tres pactos de “no exigibilidad de obligaciones”. El ultimátum se ha resuelto con una nueva prórroga para negociar, la tercera, ésta de una semana. El acuerdo pactado vence el martes 20 a las 11 de la noche.

Gracias a estos tres acuerdos suscritos con los acreedores (bonistas y titulares de la línea de crédito sénior), la empresa, que ya no dispone de las garantías del preconcurso, tendrá tiempo para negociar una solución que evitara el concurso de acreedores. El 2 de mayo la empresa abandonó el preconcurso de acreedores, periodo en el que los acreedores no pueden instar el concurso.

Si hasta la fecha la propuesta a la que se anclaba Codere tenía como base fundamental la moratoria de intereses, en el transcurso de las conversaciones ha habido un cambio de rumbo. Las reticencias que despertaba ese requisito entre el comité de los bonistas han llevado a la compañía a poner sobre la mesa otra propuesta, la designada con el nombre de Codere III y que fue publicada el 17 de febrero de 2014. Y es que, tal y como señalan estas mismas fuentes, el canje de deuda por capital es una condición sine qua non para que el 75% de los bonistas, agrupados bajo la firma Houlihan Lokey, decidiera no ejecutar sus garantías y continuar con las negociaciones.

De acuerdo a la información remitida a la CNMV, el reparto de capital que proponen desde la empresa sería el 70% para los tenedores de bonos y el 30% para los accionistas actuales de Codere, entre los que se incluye el consejero delegado y el presidente, así como ciertos miembros de la familia. Por su parte, en la oferta que presentó el comité de bonistas el 5 de febrero y que confirmó el 31 de marzo, los acreedores contemplan un reparto del 82,5% del capital para los tenedores de bonos, del 3,2% para los accionistas minoritarios y del 14,3% para los directivos claves. Es decir, ya sea con una u otra propuesta los bonistas se convertirían en los dueños de la multinacional del juego.

Otro de los puntos de discusión que, de acuerdo a la documentación remitida ha sido fuente de discusión entre la empresa y los bonistas, ha sido la composición del gobierno corporativo. Tras meses de negociaciones las soluciones que estipulan pasan por regímenes de gobierno corporativo compartido entre los principales accionistas (los bonistas) y el grupo, limitados en el tiempo y revisados una vez haya transcurrido el plazo acordado.

Diferencias aparte, ambas alternativas contemplan un canje de los bonos actuales por otros de nueva emisión. Hasta la fecha Codere mantiene dos emisiones: una por importe de 760 millones de euros al 8,25% con vencimiento en 2015 y otra por valor de 300 millones de dólares al 9,25% que devengan en 2019.

En la oferta presentada por la multinacional del juego, la empresa incluye una colocación de 675 millones a repartir en dos emisiones: una por importe de 250 millones de euros con vencimiento a 5,25 años y un cupón del 8,5% anual emitidos por el operador mexicano y otra de 425 millones al 9,7%. En este caso la emisión la efectuaría la matriz. Fuentes próximas a la compañía señalan que la decisión de que las filiales se sumen al proceso de emisión de deuda obedece a una ventaja fiscal que tiene como objetivo erradicar la pesada carga de deuda que soporta la matriz.

Los bonistas, por su parte, plantean dos nuevas emisiones por importe de 250 millones cada una, la primera al 8,5% anual y la segunda al 10%. A todo ello hay que sumarle la concesión de un préstamo por importe de 200 millones de euros. Mientras los bonistas defienden que el crédito debe ser proporcionado por bancos independientes, la empresa se decanta porque sean estos los que comprometan el dinero. Si finalmente fuera aceptada la opción de los bonistas, quedaría pendiente acordar una revisión de la estructura de capital. Los 200 millones se complementan con una inyección de la misma cuantía. Los tenedores de bonos piden que sea por medio de un préstamo garantizado con vencimiento a cinco años a un interés del líbor más el 7,5% y la compañía, que corra a cargo de los bonistas.

Sus acciones, presas de la volatilidad

La Bolsa suele ser un buen termómetro para predecir el futuro de las compañías.Sin embargo, en el caso de Codere la situación es cuanto menos particular. La empresa, que a precios de mercado vale 45 millones de euros, se encuentra sumida en la volatilidad. Sus acciones tan rápido suben como bajan. Y el mejor ejemplo de ello es lo sucedido el pasado lunes.Ese día, momento en que la compañía anunciaba que había conseguido 48 horas más para seguir negociando con sus acreedores, sus títulos se anotaron un 8,75% hasta los 0,87 euros por acción. Un día después, y a la vista de que el proceso para alcanzar un pacto se dilata, los inversores apostaron por las ventas. Así, las acciones cedieron un 5,75%.En lo que va de año la evolución de la empresa en Bolsa ha estado repleta de constantes altibajos y la compañía avanza un 18,84%.

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