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Tribuna
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Una prioridad europea: el ciudadano

Sé que suena repetitivo, pero no es en vano que hay que recordar que las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014 son especialmente importantes porque tendremos la oportunidad, por primera vez, de elegir a un presidente de la Comisión Europea.

Por primera vez los ciudadanos van a tener la oportunidad de decidir si las políticas europeas del próximo quinquenio han de ser progresistas o conservadoras, de derechas o de izquierdas.

En estas elecciones se va a determinar, entre otras cuestiones, si las fuerzas europeístas avanzan o, por el contrario, ganan la partida los partidarios del euroescepticismo y del repliegue de velas destrozando todo lo construido desde que, en los años Cincuenta, los padres fundadores de Europa lanzaron un proyecto, cuyo objetivo fundamental era la paz y la concordia entre los ciudadanos europeos.

Las consecuencias de uno u otro resultado serán muy relevantes para nuestro futuro pues ese Parlamento, con crecientes competencias, tendrá que decidir si continuamos como hasta ahora permitiendo el despiece del Estado social con la excusa de la necesidad de salir de la crisis. Si seguimos observando impasiblemente cómo cada pieza que se detrae al Estado se trasfiere al interés privado. No me refiero únicamente a la capacidad económica de disposición, sino también a una parte del poder político estatal. Y todo ello, en nombre de grandes valores de invocación democrática.

O, por el contrario, los ciudadanos optan por un Parlamento que rompa con la estrategia liberalizadora actual y se pronuncie por un modelo que nos permita avanzar en la integración de nuestras sociedades, pero que esta vez ponga al ciudadano en el centro de las prioridades.

Porque, ¿qué sentido tiene hacer Europa si no se hace para los ciudadanos europeos?

Han pasado más de cinco años desde que empezó la crisis económica y, de momento, el saldo de esta crisis se muestra muy desfavorable para los intereses de las clases sociales medias y bajas.

Los analistas económicos señalan que las diferencias sociales y económicas se han ampliado enormemente desde el estallido de la crisis y los ciudadanos se preguntan cómo es posible que una crisis que arranca en el sector financiero haya debido ser absolutamente financiada por los ciudadanos de a pie.

La cifra de 4 billones de euros es aterradora, en especial cuando nos señala que éste es el dinero que los contribuyentes europeos hemos tenido que depositar para salvar el funcionamiento de nuestras entidades financieras. Y nunca mejor dicho, lo de nuestras instituciones financieras, ya que las hemos sufragado los contribuyentes. Y nunca tan desacertado término cuando observamos que no son nuestras, sino de unos pocos que, además, no han colocado al ciudadano en el centro de las prioridades.

No es extraño haber escuchado repetidamente que el ciudadano europeo, especialmente el periférico, ha vivido en estos años por encima de sus posibilidades. Claro que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades si hemos podido regalar obligatoriamente 4 billones de euros a los bancos europeos.

Estas elecciones deben servir para encontrar un camino que permita andar hacia una Europa en la que los ciudadanos y sus representantes lleven la iniciativa. Y no los mercados, los poderes financieros, o las instituciones que nadie ha elegido y que, ahora, se erigen como nuestros salvadores.

El proyecto europeo debe cambiar. Hemos de dejar de oír adjetivos que califican una Europa no deseable.

En los últimos 25 años hemos pasado de la Europa de los mercaderes a la Europa de los mercados. Pues bien, ha llegado la hora de la Europa de los europeos, de los ciudadanos. De la Europa en la que sus ciudadanos se beneficien de los derechos fundamentales y de condiciones de vida y de trabajo decentes.

Ésta es la respuesta esperada para solucionar el divorcio que hoy se manifiesta entre los ciudadanos europeos y la Unión Europea. Ésta es la respuesta a la crisis de identidad que sufren los ciudadanos europeos desde hace 60 años.

Agustín Ulied es profesor del Deparatamento de Economía de ESADE y miembro del Team Europa.

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