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Tribuna
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Es la hora del consumo interno

Las reformas estructurales aplicadas desde enero de 2012 y los impopulares recortes y aumentos de impuestos lograron ya en 2013 sus objetivos a nivel macroeconómico. La ciudadanía, los autónomos, las pymes y las Administraciones públicas han demostrado disciplina y estoicismo. España ha protagonizado una devaluación interna (disminución de salarios, costes y precios de inmuebles) en plena recesión interna y de muchos de sus socios europeos. La reforma laboral, la reestructuración y saneamiento del sistema financiero, la simplificación de los trámites para la creación de empresas y apertura de negocios con horarios ampliados, el pago de ocho millones de facturas de las Administraciones públicas a 230.000 proveedores privados, la apuesta y financiación de una formación profesional y modelo educativo moderno y de la I+D+i, la Ley del Mercado Único y los incentivos fiscales destinados a desarrollar un nuevo modelo económico han cosechado ya frutos sustanciales.

España ha recuperado competitividad a una velocidad asombrosa, especialmente teniendo en cuenta la fortaleza del euro. En 2013 superamos los récords en aumento de exportaciones de 2012 (tasas de crecimiento de más del 10% a todos los continentes), registrando el mayor incremento de exportaciones de la eurozona (5,2%), recortando el déficit comercial en un 48% y alcanzando superávits en muchos meses excluyendo la energía. El número de empresas que exportan creció un 10% en 2013. Nuestra proporción de exportaciones sobre PIB ha aumentado hasta el 34%, superada únicamente por Alemania en la UE. Para 2014, la OCDE prevé otro ascenso del 5,2% de las exportaciones.

El Tesoro está vendiendo deuda a los intereses más bajos desde la creación de la eurozona y en 2014 registraremos el segundo año consecutivo con superávit en la balanza por cuenta corriente después de 26 años seguidos de déficits. Los inversores extranjeros dirigen sus flujos hacia España. En 2013, la inversión extranjera productiva aumentó un 8,8%, empresas automovilísticas extranjeras han invertido 5.000 millones de euros en sus fábricas españolas y capital extranjero protagonizó el 80% de la compraventa de acciones en la Bolsa española.

Cabe destacar asimismo el descenso en 100.000 del paro registrado a finales de 2013 y el segundo año consecutivo de subidas sustanciales en el número de autónomos. Desgraciadamente, dichos logros no palían el sufrimiento del 25% de la población española sin empleo. El sector exterior es el motor de una economía española cuyo PIB crece desde el tercer trimestre de 2013. El Gobierno proseguirá con las necesarias reformas. Pero debe adaptarlas a la realidad de que el tirón de las exportaciones y la atracción de inversión extranjera se desacelerará debido a la creciente debilidad de las economías emergentes. Nos estamos beneficiando de una huida de capitales de los emergentes cuya magnitud disminuirá. La creación de empleo exige una recuperación de la demanda interna. El Gobierno tiene poco margen para aplicar estímulos como el plan PIVE o una posible reducción de impuestos debido a la obligatoriedad de seguir recortando un déficit público que hemos reducido del 9% a finales de 2011 hasta el 6,6%.

Los bancos son, por consiguiente, los únicos que pueden aportar financiación. Han empleado los fondos del rescate europeo para sanear sus balanzas, reduciendo su deuda exterior en 68.000 millones de euros. El BCE relajará los requisitos de reservas de capital que exige a los bancos, así como los criterios para sus pruebas de estrés a finales de 2014. Draghi también parece dispuesto a fomentar la titulación de activos. Los bancos se han quedado sin excusas para no prestar y el BCE tiene que impedir que continúen abusando de su barra libre. Hay que exigirles que aumenten sus créditos, y a las empresas con plantillas reducidas que contraten. Los consumidores no deben consentir que ejecutivos con ideas equivocadas sobre la productividad les sometan en supermercados, bancos, restaurantes o cualquier establecimiento a un servicio lento y mediocre debido a la falta de personal.

El censo económico de EE UU referente al periodo 2007-2012 demuestra que la tecnología está aumentando los ingresos y ventas sin generar empleo en sectores tan dispares como el petrolífero, minero, venta electrónica y la venta al por menor. Entre 2007 y 2012, las industrias manufactureras incrementaron sus ventas un 8% pero destruyeron 2,1 millones de empleos. Los empleos de cualificación media en el sector industrial están desapareciendo y se sustituyen por los de ingenieros o técnicos de cualificación alta que supervisan el funcionamiento de maquinaria avanzada.

Los trabajadores, ciudadanos, autónomos, pymes y Administraciones públicas en España se han sacrificado de manera ejemplar. Los inversores extranjeros, los mercados financieros y la Comisión Europea han premiado dicho esfuerzo. La recuperación de la demanda interna debe complementar el tirón exterior. El consumo se dinamizará únicamente si las empresas contratan y las entidades financieras prestan. Y será mucho más fácil suministrar energía a nuestras empresas y hogares si construimos más plantas de regasificación para importar gas natural licuado.

Alexandre Muns Rubiol, profesor de EAE Business School

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