La fiebre de los bonos griegos
La primera emisión de bonos de Grecia en cuatro años ha satisfecho la demanda. La colocación de 3.000 millones de euros sugiere que las pérdidas de los tenedores de bonos en el pasado y los problemas económicos del presente están perdonados y olvidados.
El bono a cinco años, con una rentabilidad del 4,95%, atrajo el interés de más de 20.000 millones de euros de 550 inversores. Esta venta es sin duda un punto de referencia para un país que aún está calificado como basura. Con mayor razón aún al aceptar los inversores una doceava parte de la rentabilidad que exigían para comprar la deuda con un vencimiento similar en marzo de 2012. A finales de 2013, los tipos de los bonos a 10 años estaban cerca del 9%. Cayeron por debajo del 6% por primera vez en cuatro años a principios de esta semana.
Atenas se beneficia de una cacería global por la rentabilidad que ha impulsado todo tipo de activos de riesgo. Además, los inversores están dispuestos a pasar por alto la descomunal deuda griega, que equivale al 175% de la producción nacional. Teniendo en cuenta que el 90% está en manos de los prestamistas oficiales, los compradores de bonos apuestan a que no serán los afectados de nuevo.
Los inversores ávidos de rentabilidad también miran más allá de una situación económica aún grave. El PIB se ha reducido casi en una cuarta parte desde 2008, con una contracción de la inversión de alrededor de dos tercios. La buena noticia es que la dirección del cambio es ahora positiva, y que el gobierno cuenta con superávit antes de los pagos de intereses.
Bajo la presión del mercado y la política, el gobierno griego ha intentado abordar tanto sus propias finanzas como muchos de los graves problemas económicos del país. Hace falta aún más para reducir la tasa de desempleo del 26,7% y mantener a las autoridades lejos de complacer las demandas poco realistas de los votantes.
La presión se ha reducido drásticamente, lo que podría tentar a los políticos a prestar menos atención. La prematura confianza de los inversores podría ser contraproducente.