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Columna
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La sorprendente recuperación griega

Hace dos años, Grecia parecía predispuesta a una desordenada suspensión de pagos y a salir del euro. Ahora está a punto de volver al mercado de bonos con la emisión de deuda por valor de 2.000 millones de euros a cinco años. Todavía hay riesgos políticos, y la economía real apenas ha empezado a cambiar. Pero la recuperación financiera es impresionante. La rentabilidad del bono a 10 años, que llegó al 30% tras la reestructuración de la deuda de hace dos años, está en el 6,2%.

El clima que reina en los mercados se debe principalmente a factores externos: la promesa del Banco Central Europeo, de “hacer lo que sea necesario” para salvar el euro hace dos años; y al reciente final de la historia de amor entre inversores y mercados emergentes.

Dicho esto, el gobierno de centro derecha de Antonis Samaras ha sorprendido a los observadores instalados en el país y en el extranjero por su capacidad de continuar con las reformas fiscales y estructurales iniciadas por sus predecesores. Los éxitos más importantes han sido la reforma del mercado de trabajo, que ha restaurado la competitividad de Grecia, y el logro el año pasado de un superávit presupuestario “primario” antes de los pagos de intereses.

La deuda de Atenas sigue siendo de casi un 180% del PIB. Pero no es tan incómoda como sugieren las cifras de los titulares ya que el grueso se explica por lo que el país debe a otros gobiernos de la zona euro como resultado de sus dos rescates. Estos préstamos no solo tienen un bajo tipo de interés de poco más del 2%, sino que además Atenas no tiene que empezar a pagarlos hasta 2022 y luego tiene otros 20 años para completar el trabajo.

No sorprende entonces que los inversores parezcan estar dispuestos a comprar bonos griegos a cinco años. Ellos, después de todo, recuperarán su dinero antes de que Atenas tenga que pagar a sus acreedores del sector público. Además, la rentabilidad, que es probable que esté algo por encima del 5%, es más atractiva que la que ofrecen los bonos de divisas fuertes en otros lugares.

Es probable que la rentabilidad de la deuda que el país heleno va a emitir esté algo por encima del 5%

Mientras tanto, el país heleno tiene la oportunidad de mejorar el acuerdo que tiene con sus acreedores de la zona euro. Prometieron volver a examinar los préstamos una vez que Atenas lograra un superávit primario. Se espera que las conversaciones empiecen el mes que viene.

La reapertura de Grecia a los mercados también significa que probablemente ya no se enfrente a un déficit de financiación, que las últimas previsiones oficiales de sus acreedores sitúan en 15.000 millones de euros durante los próximos dos años.

La mejora de su posición fiscal ha reducido esa cifra. Y lo que es aún más importante, el gobierno tiene varias opciones para llenar el vacío sin pedir prestado más a sus socios del euro.

El interés de los inversores en los bancos griegos ofrece otras fuentes de financiación. En primer lugar, el gobierno puede y debería privatizar rápidamente sus participaciones en las cuatro grandes entidades. Puede que no consiga los 26.300 millones de euros invertidos, pero sí gran parte. Ha promulgado recientemente una ley que le permite vender las acciones con descuento si es necesario.

En segundo lugar, el fondo de rescate bancario de Grecia todavía cuenta con 11 millones de euros en sus arcas. Dada la capacidad de las entidades para acceder al mercado, la mayor parte no hará falta. Atenas debería esperar hasta octubre, cuando se publiquen los resultados de los test de estrés europeos para comprobar que no hay sorpresas y después liberar la gran parte de esa cantidad.

El fondo debe ahorrar para financiar un banco malo en las líneas de los modelos español e irlandés. Aunque las entidades griegas han sido recapitalizadas, aún están agobiadas por los créditos de dudoso cobro, reagrupados en una entidad separada, los bancos tendrían libertad para concentrarse en prestar a las partes sanas de la economía y financiar el crecimiento.

Esto no sugiere que Grecia esté fuera de peligro. Una cuarta parte de la población activa sigue en paro. Para llevarlo a un nivel aceptable, el gobierno tendrá que continuar con su programa de reformas y la economía tendrá que crecer durante muchos años. El mayor riesgo es la política. No parece que el gobierno vaya a caer. Pero si lo hace, un ejecutivo dirigido por Syriza, de izquierda radical, sería menos favorable para las inversiones.

Dicho esto, la inminente emisión de bonos es un hito importante en la recuperación de Grecia.

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