Emociones fuertes para espíritus indomables
El turismo de aventura empieza a captar a un público que quiere vivir experiencias de viaje intensas
Nadar con tiburones sin ser un experto buceador, adentrarse en los confines del mundo, donde aún habitan caníbales, aunque tras su aparente ferocidad se escondan personajes de cuento, o penetrar en las entrañas de la tierra con varios millones de murciélagos colgados sobre su cabeza entre un olor apestoso, son algunas de las sensaciones que están dispuestos a disfrutar o a sufrir, según los casos, muchos viajeros para hacer de su itinerario una experiencia diferente, pero cargada de adrenalina y emociones fuertes.
Aventuras no aptas para cualquiera, porque en algunos casos tendrá que estar en buena forma para cruzar valles, montañas y selvas a pie en rutas de Papua o Borneo, con la mochila a cuestas, llena con lo más preciso, y un equipo de porteadores de apoyo para transportar el grueso del equipo.
Tampoco le será fácil dormir al aire libre o bajo cualquier chamizo, sobre todo si teme a los bichos, o reanudar la marcha con una alimentación básica y poco variada.
Y ¿cómo reaccionaría al enfrentarse bajo el oceáno a un escualo de cinco metros aunque se moje en una jaula? Al menos con respeto.
Rutas para los viajeros menos convencionales
Un volcán en erupción puede estropearle una cena romántica al aire libre con una lluvia de ceniza, pero será una sensación indescriptible, como también su gesto cuando vea que ni todos pájaros ni todos los monos son amigables. Algunas especies se lanzará sobre su sándwich con avidez felina y el susto se lo llevará igual.
Además de fotos, videos y recuerdos que traerá del viaje, habrá experimentado situaciones, a veces límite, por miedo, desconocimiento o por acontecimientos inesperados, pero la aventura es la aventura.
Lluvia de ceniza bajo un volcán en erupción
Está considerado como el volcán más activo del mundo y es uno de los principales atractivos, y tiene muchos, de Costa Rica.
Enclavado en el Parque Natural homónimo, más de 1.600 metros de majestuosa montaña se alzan sobre la tierra con su forma cónica perfecta y su espectacular y constante actividad.
En un día claro y sobre todo de noche, se pueden ver columnas de humo y ceniza, cómo se desliza la lava de fuego ladera abajo o se oyen estallidos repentinos.
Casi todas las noches el cráter ofrece un espectáculo de fuego natural con sus explosiones.
En las localidades cercanas, como La Fortuna y El Castillo, los viajeros disponen de todas las facilidades para descansar en hoteles con aguas termales, realizar excursiones en el bosque nuboso o atreverse con actividades de aventura, como una cena al aire libre interrumpida por una lluvia de ceniza en uno de los restaurantes del lugar ubicados en el área de seguridad del volcán.
Vuelos ida y vuelta Madrid-San José desde 883 euros.
De cueva en cueva entre millones de murciélagos
No apto para olfatos delicados, escrupolosos ni aprensivos, pero para todos los demás será una experiencia, cuanto menos, singular.
Las cuevas de la región de Sarawak, dentro del Parque Nacional del Gunung Mulu, en la zona malaya de Borneo, albergan la mayor concentración de murciélagos del mundo.
Más de 295 kilómetros de pasadizos, entre los que destaca la Cueva del Ciervo, una de las más grandes del planeta, que atraviesa la montaña de lado a lado y contiene la cámara abierta más grande del mundo.
En ella, visitable y entre un olor nauseabundo, se cobijan tres millones de murciélagos, que cada tarde sobre las cinco salen en perfecto orden a buscar alimento.
Un anfiteatro para los viajeros permite contemplar el espectáculo de una nube de vampiros saliendo de la cueva en círculos concéntricos para evitar a depredadores como las águilas.
El que va por libre no lo hará por mucho tiempo. 17 días desde 3.280 euros con Tarannà.
Pájaros más fieros que los temidos leones
No tiene la fama de otros parques naturales africanos como el Masai Mara (Kenia), el Tarangire o el Serengeti, ambos en Tanzania, pero el Lago Manyara, en la ruta de los últimos dos, es una llanura de más de 350 kilómetros de paisajes sorprendentes a orillas de un inmenso lago rosa, famoso por la gran concentración de flamencos de esa tonalidad.
En torno a él también se dan cita, en la estación húmeda, colonias de aves como cormoranes, ibis y otras no tan amigables dispuestas a lanzarse sobre cualquier cosa que huela a comida.
Así que si no quiere llevarse un susto, siga las recomendaciones del guía. En la estación seca, cebras, jirafas, leones y leopardos trepadores son fáciles de avistar.
Estos peculiares felinos son típicos de esta zona y se encaraman a las cimas de los árboles huyendo de los elefantes, numerosos en la zona.
Babuinos y monos azules completan la fauna del lugar, pero tampoco se fie de su familiaridad. 8 días desde 2.564 euros con Catai.
Un paseo en tierra de caníbales
Nada más aterrizar en algo parecido a un aeropuerto, el de Wamena, en la parte indonesia de Papua Nueva Guinea, se dará cuenta de que ha entrado en el túnel del tiempo.
El Valle de Baliem, oculto hasta 1938 cuando fue descubierto accidentalmente, está poblado por quizás las últimos pueblos de la Edad de Piedra, los Dani, los Yali y los Lani, primitivos y caníbales hasta hace poco.
Una hostilidad que pronto queda disipada por unas tribus amables y hospitalarias con los que no dudará en adentrarse en el valle y convivir con ellos. El viaje es duro, pero merece la pena. Vuelo a Bali desde Madrid cuesta 690 euros ida y vuelta.
Cara a cara bajo el agua con el gran tiburón blanco
Cerca de Ciudad de El Cabo en Suráfrica se encuentra Gansbaai, un pueblo de pescadores, desconocido hasta que la gran concentración de tiburones blancos lo pusieron en el mapa de los buceadores más temererarios y de los turistas adictos a la adrenalina.
De su puerto zarpan cada día barcos para avistar al depredador de entre 4 y 5,5 metros de largo, bien sea desde la cubierta o para los más osados atreviéndose a bucear sumergidos en una jaula de seguridad a prueba de una mandíbula llena de dientes cuya fuerza es 300 veces superior a la de un humano (de 12 a 24 toneladas).
Dos inmersiones, 270 euros todo incluido.