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El BCE en la encrucijada.

Los recientes datos de confianza adelantados de febrero (PMI) en la UME apenas permiten dar nuevas señales sobre la necesidad de que el BCE pueda tomar nuevas medidas monetarias. El índice compuesto (que resume el componente manufacturero y el de servicios) de la Eurozona cedía 0,2 puntos hasta situarse en 52,7, pero lo cierto es que se abre una preocupante brecha entre Alemania y Francia. En el caso de esta última economía el dato cedía 1,3 puntos hasta situarse en 47,6 mientras que el alemán ganaba 0,6 puntos hasta los 56,1. Parece así que el BCE se centrará en las nuevas proyecciones que presentará en marzo sobre crecimiento y sobre todo en precios para dictaminar si es necesario nuevas actuaciones. El mercado reclama nuevas medidas, pero comienzan a existir razones de peso para que el BCE tenga que ser más prudente.

Nos referimos a la evolución del sector inmobiliario en Alemania. Según el último informe mensual del Bundesbank no asistimos a un riesgo macroeconómico todavía, pero las cifras podrían, de continuar, llega a ser preocupantes. En las 7 principales ciudades del país el alza de los precios de las viviendas fue del 9% en el 2013 completándose así 3 años en los que el total de subida ya alcanza el 25%. Bien es cierto que si incorporamos a las 125 poblaciones más destacadas la tendencia al alza se modera en el año pasado al 6,25% y en los últimos 3 años la ganancia se situaría en niveles cercanos al 20%.

Recientemente, la confianza empresarial (medida a través del índice IFO) alemana subió en febrero, por la mejora de la valoración de la situación actual de la economía. El índice IFO subió hasta 111,3 puntos, desde los 110,6 puntos en lo que es su cuarto mes consecutivo de mejoras. “La economía alemana mantiene su propio ritmo en un clima global cambiante”, dijo el presidente del IFO, Hans-Werner Sinn.

En todo caso este escenario no es proclive para nuevas medidas monetarias expansivas y sobre todo en un contexto en el que las subidas medias salariales el pasado 2013 fueron del orden del 2,4% en esta economía.

Alemania supone el 30% del total de la actividad de la UME y el BCE no lo puede pasar por alto. Estos números deberían hacer pensar a los líderes de las principales economías periféricas sobre la necesidad de acelerar las reformas por mucho que las primas de riesgo hayan dado un respiro.

La realidad es que en el algún momento en habrá que salir de éste escenario de excepcionalidad de los tipos de interés y éstos comenzarán a subir. En ese entorno Alemania tendrá una deuda pública reduciéndose y por debajo del 80% y por ejemplo España, si no se remedia, la tendrá subiendo y por encima del 100% del PIB.

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