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Sin ayuda exterior, el país parece abocado a la quiebra

Ucrania pide 26.000 millones de euros a la UE y EE UU

Un manifestante retira una placa de un monumento de la era soviética.
Un manifestante retira una placa de un monumento de la era soviética.IGOR KOVALENKO (EFE)

Polonia y EE UU, los dos países más interesados en atraer a Ucrania hacia la órbita occidental, parecen los llamados a evitar la quiebra de Kiev. El ministro ucraniano de Economía en funciones, Yurly Kolobov, ha señalado hoy en un comunicado que esos dos países concederán a la nueva administración un préstamo “en una o dos semanas”.

A más largo plazo, hasta finales de 2015, Kolobov cifra en 35.000 millones de dólares (26.000 millones de euros) las necesidades de financiación internacional. El ministro ucraniano sugiere que EE UU, los socios de la UE y el Fondo Monetario Internacional convoquen una conferencia de donantes para sufragar una factura que, hasta ahora, parecía correr por cuenta de Moscú.

Hoy mismo llegó a Kiev la vicepresidenta de la Comisión Europea y Alta Representante de Política Exterior, Catherine Ashton, para sondear a la nueva administración y verificar las necesidades de financiación. Como mínimo, Bruselas debe buscar alternativas al préstamo de 15.000 millones de dólares (10.900 millones de euros) que Moscú había ofrecido al depuesto Víktor Yanukóvich. La vía más probable en estos momentos apunta hacia préstamos bilaterales de Varsovia y Washington y una línea de crédito del FMI que podría igualar la antigua oferta de Moscú.

Ucrania ya pidió ayuda al FMI en 2008 y 2010, en este último caso por valor de unos 10.900 millones de euros. Kiev, sin embargo, solo llegó a recibir una cuarta parte, porque el Gobierno de Yanukóvich se negó a eliminar las subvenciones al precio del gas pagado por los hogares ucranianos, tal y como le exigía el FMI.

Ahora, parece inevitable que el FMsuavice sus condiciones si se quiere mantener la estabilidad política en Ucrania. El país, además, debe reembolsar este año 3.000 millones de euros al fondo, por lo que al organismo dirigido por Christine Lagarde tampoco le interesa una suspensión de pagos.

Contribución europea

La UE también parece condenada a aumentar su colaboración financiera con Ucrania. Fuentes europeas rescataron ayer su vieja propuesta de suministrar a Kiev unos 3.000 millones de euros al año hasta 2020, o 20.000 millones de euros en total. Pero esa cifra parece claramente insuficiente para un país que solo en 2014 afronta vencimientos de deuda de 60.000 millones de euros.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, pidió que todos los países hagan un esfuerzo “proporcional” a su tamaño, en una señal clara de que Polonia, por sí sola, no puede socorrer a un país que la supera en población.

Hasta ahora, Bruselas se había limitado a ofrecer a Kiev un préstamo de 610 millones de euros, supeditado a un acuerdo de Ucrania con el FMI, además de los 200 millones de euros anuales que suman los distintos programas de cooperación.

Bruselas consideraba que el resto de su contribución al desarrollo de Ucrania debía ser consecuencia de la liberalización comercial prevista en el acuerdo de asociación que esperaba firmar con Yanukóvich el año pasado.

Pero Yanukóvich nunca llegó a firmar ese acuerdo y optó por unos préstamos de Moscú que ahora nunca llegarán. El FMI, la UE y EE UU deberán responder.

Bruselas recula con el acuerdo de asociación

La crisis de Ucrania estalló como consecuencia del frustrado acuerdo de asociación que la Unión Europea esperaba firmar en noviembre del año pasado con el depuesto Víktor Yanukóvich. Bruselas mantiene oficialmente esa oferta, pero hoy aclaró que no se plantea retomarla, como mínimo, hasta que se celebren nuevas elecciones en Ucrania (previstas para el 25 de mayo). Además, fuentes europeas reconocen que el acuerdo tendrá que ser retocado, tanto para mejorar las condiciones ofrecidas a Kiev, como para calmar la inquietud que suscitaba en Moscú.

En Ucrania se llegó a calcular que la reconversión económica e industrial necesaria para adaptarse al acuerdo costaría unos 16.000 millones de euros al año durante una década. Bruselas califica como “totalmente irreales” esas cifras, pero se admite que deberá revisarse el impacto del acuerdo.

Rusia, además, pretende incorporar a Ucrania a una unión aduanera que, según los técnicos de la Comisión Europea, sería incompatible con la liberalización comercial prevista en el acuerdo de asociación. Pero Bruselas busca ahora vías para solucionar ese conflicto. “Las cosas son incompatibles hasta que un político decide que dejan de serlo”, señala un diplomático europeo con tono socarrón.

El acuerdo ofrece a Ucrania un recorte de aranceles que, según Bruselas, permitirá a las empresas ucranianas ahorrar casi 500 millones de euros al año y les abrirá un mercado de 500 millones de habitantes, aunque el país exporta poco más que hierro y acero.

A cambio, Ucrania abrirá gradualmente su mercado a productos europeos, con ciertas salvaguardas como en el sector de la automoción. Urania ya importa unos 41.000 coches europeos al año, o el 12% del mercado.

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