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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los hogares se desapalancan con lentitud

Esta crisis económica será más prolongada de lo habitual por la intensidad del endeudamiento de los agentes económicos y las dificultades para corregirlo, especialmente entre los hogares. Las empresas están sometidas a una mayor presión para soltar lastre de su balance puesto que la alternativa es entrar en suspensión de pagos, y, en el peor de los casos, en liquidación. Por ello, sea refinanciando su pasivo, sea vendiendo activos para reducir deuda, sea contrayendo otros costes para atender los financieros, las corporaciones han practicado ya un significativo trecho de desendeudamiento en los tres últimos años. Pero los hogares se han encontrado con una crisis de empleo muy agresiva, y con la consiguiente pérdida de renta, que ha limitado el desapalancamiento a la velocidad que pueda proporcionarle la amortización vegetativa del crédito hipotecario. Y en muchos casos, pese a que la mora hipotecaria de las familias está bajo control, no ha sido posible evitar el impago.

En términos agregados, la situación financiera de las familias puede considerarse saneada y muy soportable; de hecho, los hogares deben menos de la mitad del dinero que tienen. Pero no es menos cierto que, en términos generales, unos hogares tienen los activos financieros (depósitos, acciones, fondos) y otros, aquellos con sus miembros más jóvenes, tienen las deudas. Dentro de ese desequilibrio generacional y de niveles de renta, es cierto que la carga de la deuda agregada es solo el 18% de la renta generada por los hogares que tienen crédito tomado, aunque es cierto también que entre las familias con menos ingresos la carga puede llegar a 46%, y que a uno de cada cuatro hogares de los que tienen crédito tomado, su financiación les supone más de tres veces su renta anual. Llama la atención que hay un número significativo de hogares con deuda cuya persona de referencia es inactiva o desempleada, y cuyo compromiso es del 165% de sus ingresos, y cuya carga financiera es, en media, de un 25% de los ingresos regulares.

Este último colectivo prácticamente se ha mantenido estable durante la crisis, y seguramente es el que ha alimentado el crecimiento de la mora en el sistema financiero. El alivio en estos niveles de carga financiera y por ende en la mora de la banca, debe llegar por la generación de crecimiento económico y creación de nuevo empleo, y tal mejora llevará aparejada la liberación de renta adicional para el consumo y otras inversiones.

Además de generar las condiciones para que tales variables caminen en la dirección apuntada, las autoridades deben intensificar el uso de herramientas auxiliares para liberar parte de la renta atrapada por las obligaciones financieras. La reforma fiscal puede ser determinante, tras haber corregido con las fuertes subidas de impuestos de los últimos años la deriva que el Estado contenía hacia la insolvencia.

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