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El 83% de los letrados de Italia se acreditan en nuestro país

España se convierte en la tierra prometida de los abogados italianos

Thinkstock

España se ha convertido en la tierra prometida a la que emigraron el 83% de los abogados italianos para esquivar un duro examen estatal, además de dos años de prácticas, y convalidar sin más rodeos el título que les permite ejercer la profesión en su país.

Así lo reflejan los resultados hechos públicos por el Consejo Nacional Forense de Italia, en el que también se apunta que un 4% de los abogados prefirieron conseguir su título en Rumanía. En total, un 87% de los letrados que ejercen en el país obtuvieron su acreditación fuera de sus fronteras, teniendo en cuenta que el 92% de los abogados tienen nacionalidad italiana.

En Italia, tras cinco años de carrera en Derecho, los licenciados deben someterse a dos años de prácticas como becarios y a un duro examen estatal para obtener la licencia de abogados.

Por esto y gracias a la directiva europea para la homologación de títulos puesta en práctica en Italia desde 2001, muchos licenciados vieron en países como España un filón para facilitar su camino a la abogacía.

Y donde hay filón, hay negocio. Por ello son innumerables las empresas y agencias especializadas que ofrecen sus servicios para facilitar el papeleo y gestionar todos los aspectos de la homologación del título.

“En los últimos tiempos hemos asistido al nacimiento de múltiples asociaciones y/o escuelas constituidas únicamente para ayudar al candidato en el proceso para obtener en el extranjero el título para ejercer”, apunta el Consejo en su informe.

“Oferta 'Abogado 2014'”, anuncia a todo color una de estas agencias nada más entrar en su sitio web y por el módico precio de 3.800 euros (4.636 con el IVA incluido) ofrece la acreditación para la abogacía en Italia.

“Nuestra guía no te dejará solo jamás, desde el principio hasta el final de este fascinante camino, terminando sólo cuando hayas obtenido tu título de abogado italiano”, reza la web, que explica los cuatro sencillos pasos a gestionar con las autoridades españolas, italianas y las universidades.

El Consejo denuncia la desventaja comparativa y cualitativa existente entre los italianos que puedan costarse la homologación y no requieran de ningún esfuerzo más allá del económico para ejercer y los que tengan que someterse a las normas italianas.

Giulia Costanzo, de 25 años, pertenece a este último grupo y cuenta los días hasta marzo, cuando se despedirá de las prácticas que ha realizado durante los dos últimos años en un bufete y podrá dedicar las 24 horas del día a prepararse el examen final de su vida académica.

“Claro que conozco casos de gente que lleva ahorrando toda la carrera para pagarse al final el título, pero en mi caso por mucho que quisiera no me alcanzaba”, explica con una media sonrisa resignada esta joven siciliana.

A Giulia le tocará apretar los codos para realizar su sueño o, mejor dicho, al menos abrir la puerta para iniciarlo, ya que tal y como explica “tener la habilitación de abogado no significa que encuentres automáticamente un trabajo y más ahora”, matiza en referencia a la crisis económica que vive el país.

No todo son luces en el negocio de las agencias intermediarias, además algunas páginas especializadas advierten del incremento de los costes sobre la marcha del proceso.

Convertirse en abogado sin hacer el examen puede acarrear un coste muy alto, el primero el estigma y las reticencias ya lanzadas por el propio Consejo que pone en duda “la calidad profesional” si se sigue este proceso.

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