La Reserva Federal fija el rumbo
No hubo sorpresas en el discurso con el que Janet Yellen, nueva presidenta de la Reserva Federal (Fed), afrontó ayer su primera comparecencia pública. Como era de esperar, dado que forma parte del organismo desde 2010, Yellen remarcó su intención de continuar la política monetaria de su predecesor, Ben Bernanke, y apuntó posibles nuevos recortes en las compras de bonos si la economía de EE UU sigue mejorando. Unos recortes que serán “comedidos” y que estarán supeditados a la evolución del empleo y a que la inflación vuelva a su objetivo a largo plazo del 2%. El mensaje de la Fed se reflejó en un cierre alcista en los mercados, que en el caso del Ibex llevó al índice sobre los 10.000 puntos.
Desde el pasado diciembre, la Reserva Federal ha dado dos tijeretazos de 10.000 millones de dólares al programa de compras de bonos del Tesoro y títulos hipotecarios para estimular la economía. No obstante, la presidenta de la Fed ha querido dejar claro que estas reducciones no responden a “un curso predeterminado” y que el organismo analizará el panorama económico para valorar la ralentización o aceleración de las compras de bonos.
Buena parte de la atención generada por el discurso de Yellen se relacionaba con su esperado diagnóstico sobre la inestabilidad de las economías emergentes y sus posibles consecuencias sobre Estados Unidos y, por ende, sobre la economía global. “Hemos estado observando de cerca la reciente volatilidad en los mercados financieros globales. Consideramos que en este momento, estos acontecimientos no suponen un riesgo sustancial para las perspectivas económicas de EE UU”, concluyó con claridad la nueva cabeza visible de la todopoderosa Reserva Federal.
El análisis de Janet Yellen viene a corroborar lo que se ha visto reflejado sobre el terreno en las últimas semanas. Pese a los temores iniciales de un posible efecto contagio y desestabilizador, los mercados han dado muestras de equilibrio y fortaleza, y todo apunta –tal y como se ha observado en la Bolsa española – a que la crisis de los países emergentes, si se mantiene en los parámetros actuales, no representa un peligro inmediato. Pese a ello, el elevado potencial de interconexión que poseen las economías de mercado constituye un riesgo intrínseco siempre presente. En este sentido, la buena evolución de la economía estadounidense es una buena señal para los mercados, pese a que ciertos parámetros –es el caso del desempleo– todavía no se hallan en los objetivos que la Fed considera saludables. Al otro lado del Atlántico, y especialmente en economías todavía frágiles, como la española, la hoja de ruta debe incluir un impulso a una agenda de reformas que consolide la incipiente recuperación.