Campos con historia para jugar al golf
Arana se hizo un nombre reconstruyendo campos tras la Guerra Civil Abogado de profesión, es uno de los nombres más respetados en este deporte
Puede haber un lugar paradisíaco para construir un campo de golf? “He descubierto el ideal que en mi imaginación de arquitecto de golf siempre había soñado. El referido terreno, que tanto me ilusiona, está limitado por el mar y la Albufera”. Son palabras de Javier Arana, nacido en Bilbao en 1905, quien fuera el más destacado diseñador español de recorridos para este deporte. El sitio que le maravilló fue El Saler, donde años después construyó 18 hoyos frente al Mediterráneo, uno de los lugares más especiales para los aficionados.
El financiero Alfonso Erhardt, y aficionado al golf, acaba de publicar en Turner una amplia obra sobre la vida y el trabajo de Javier Arana. Una perfecta pista para visitar y jugar en los campos más míticos de España, entre los que se encuentran los de Neguri, el Club de Campo de Madrid o El Saler.
Arana Ybarra proviene de dos ricas familias de industriales y banqueros vascos, de la burguesa Las Arenas, junto a Bilbao. Desde niño comenzó a practicar el golf en la Real Sociedad de Neguri, un deporte incipiente con apenas unas decenas de campos. Llegó a ser un brillante jugador amateur, que se hizo con varios trofeos internacionales. Abogado de profesión, su vida daría un vuelco cuando comenzó a reconstruir campos de golf devastados por la Guerra Civil.
En 1940 recibe el encargo de reconstruir el Club de Campo de Madrid, parte del frente de la guerra, cosido por trincheras y socavones de obuses. Se alió con el afamado inglés Tom Simpson y ahí empezó su carrera. Aprendió de los ingleses un estilo que pondría en práctica haciendo un tercio de los campos que se construyeron hasta 1962. “La menor interferencia con la naturaleza es deseable, puesto que la naturaleza es el mejor arquitecto en la mayoría de los casos”, recogía Arana en uno de sus escasos escritos sobre sus principios. A los que suma recorridos pensados no solo para el esfuerzo físico del jugador, sino para su habilidad mental.
Sus campos son de “difícil par, fácil bogey”, destaca el autor, lo que hace que gusten a jugadores de todos los niveles. En sus míticos campos se han jugado numerosos torneos internacionales. Excepto Sotogrande y Las Brisas, casi todos tienen el toque de Arana. El de El Saler, terminado en 1968, se encuentra junto al Parador Nacional. Es un destino poco conocido en España pero que recibe a aficionados de todo el mundo.
Quizá el más popular sea el del Club de Campo de Madrid, sede de múltiples torneos internacionales y donde Severiano Ballesteros se retiró en 1995. Diseñó y construyó 27 hoyos, tapando las últimas trincheras de la guerra. Su estilo llevaba a controlar hasta la tala de cada árbol, para que diese sensación de verdadera naturaleza. Además, sus recorridos aprovechan al máximo los desniveles naturales, además de llenar las calles de bultos y ondulaciones que hacen más divertida la práctica de este deporte.
Si desea divertirse en los hoyos diseñados por Arana, puede practicar en Cerdaña (Gerona), Club de Campo y RACE (en Madrid), Río Real, Aloha, Guadalmina (Marbella), en el histórico Neguri (en Getxo, Vizcaya), Ulzama (Navarra).