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Secretos de Despacho

Luz natural y obras únicas en las entrañas de Arco

Entró en Ifema recién licenciado y volvió12 años después por la puerta grande “La reducción del IVA al mercado del arte ha traído optimismoy confianza”, asegura

Pablo Monge

Todo en el despacho de Carlos Urroz (Madrid, 1966) recuerda que su inquilino está vinculado al mundo del arte: una colección de 31 catálogos (arrancó en 1982) de las exposiciones de Arco, la feria de arte contemporáneo de referencia en España; hojas colgadas en la pared con el membrete del evento que describen la posición de los más de 160 expositores que poblarán Ifema desde el 19 hasta el 23 de febrero; numerosas revistas especializadas... e incluso alguna que otra obra.

Urroz tiene la suerte de trabajar en una estancia rebosante de luz natural. Tanta que, pese a las grandes cortinas verticales con que cuenta el espacio, muchas tardes de verano tiene serios problemas para ver la pantalla del ordenador. Ahí, en la planta noble de Ifema, pasa la mitad de la semana: de lunes a miércoles está en la oficina, despachando con su equipo. Su mesa de trabajo cuenta, de hecho, con seis sillas, además de la suya. “Esto es un ir y venir de gente casi toda la mañana. La puerta siempre permanece abierta porque me gusta estar en contacto con la gente”. Las tardes las dedica a ir a inauguraciones y actos, una dimensión muy importante de su trabajo. “Es imprescindible estar al tanto de lo que ocurre en el sector”, señala.

De jueves a sábado se dedica a viajar. “Esto suele pasar al menos una vez cada dos semanas”, explica. Escapadas que emplea generalmente en visitar galerías y museos. Exactamente lo mismo que hace, de hecho, cuando viaja por ocio. “Tengo la inmensa suerte de que mi profesión y mis aficiones son prácticamente las mismas”, confiesa.

¿Qué implica ser director de Arco? Mucho trabajo, desde luego, pero siempre al amparo de la estructura del recinto ferial. “Ifema es una máquina de hacer ferias y, como tal, nos aporta apoyo jurídico, financiero, de personal... Una vez tienes esas infraestructuras, el trabajo está en conseguir las galerías más atractivas, los compradores más activos y los museos más prestigiosos”. Aunque parezca fácil, esta tarea tiene detrás todo un año de labor. Tanto es así que, a tres semanas de que arranque Arco 2014, ya están moviendo la edición de 2015.

Té y arte de chocolate

Urroz no destaca por ser una persona materialista (al menos no en lo referente a su despacho). Si tuviese que irse de su actual espacio de trabajo, lo único que conservaría sería su set de té en acero inoxidable, que consta de una kettle (calentador de agua), una tetera y una taza king size. “Mi único ritual es tomarme un par de tazas a media mañana”, confiesa.

Aunque su respuesta tiene trampa. “Si pudiese, me llevaría este cuadro de Vik Muniz, un artista brasileño superinteresante, pero no es mío: pertenece a la Fundación Arco”, comenta. La especialidad de Muniz son las versiones con materiales curiosos, como confeti o productos orgánicos, de imágenes o cuadros conocidos. “Se ha dedicado a reinterpretar la historia del arte contemporáneo de una forma muy personal. En este caso ha usado salsa de chocolate para reproducir una imagen de una persona examinando latas de heces de artistas famosos”, explica, señalando al cuadro que tiene a su espalda.

El contacto con el mercado internacional del arte, opina, no es un resorte más en el trabajo de artistas y galeristas, sino una auténtica necesidad. “Una de las pocas cosas buenas que ha traído la crisis es que todo el mundo se ha internacionalizado. Y el que no lo haya hecho ya no es competitivo. Hoy no hay ni una galería joven que no vaya a dos o tres ferias al extranjero”, subraya. “Ahora los compradores están fuera y hay que adaptarse”, sentencia.

Urroz no tiene formación de arte, pero le apasiona desde hace décadas. Estudió Derecho y Económicas en Icade y, cursada la mitad de la carrera, decidió que no quería dedicarse a eso. “Me interesaba mucho el arte contemporáneo, no me veía en el mundo de la empresa”. Recién licenciado, consiguió entrar en Ifema. Estuvo trabajando en varias ferias hasta que, en 1994, logró meter la cabeza en Arco como director comercial. En 1998 dejó su puesto para incorporarse a la conocida galería Helga de Alvear. “Fue entonces cuando empecé a trabajar de verdad con artistas, comisarios... Allí entré verdaderamente en contacto con el arte, empecé a producir exposiciones”.

Permaneció en la galería ocho años, pero durante la última etapa le dio por emprender: fundó su propia agencia de gestión cultural, Urroz Proyectos. “Hacíamos comunicación y producción de eventos de arte contemporáneo. Trabajábamos principalmente para museos, bienales, fundaciones o empresas”. Hasta que en 2010, cuando Lourdes Fernández abandonó la dirección de Arco por diferencias con la cúpula de Ifema acerca del proyecto de la feria, le llamaron para sustituirla.

La decisión del Gobierno de bajar el IVA a la compra de arte ha caído, dice, como agua de mayo en el sector. “Se ha notado en más optimismo de compradores y artistas. Contribuirá mucho a que las galerías ganen competitividad frente a las extranjeras”, opina. Urroz no duda de que este empujoncito se notará en el saldo final del evento.

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