El diálogo eléctrico camina
Los acontecimientos surgidos en torno al sector eléctrico a finales el año pasado abrieron una profunda brecha entre el Gobierno y las compañías. Pero todas las tormentas amainan. Y esta también está empezando a hacerlo. Máxime cuando es obvio que ambas partes se necesitan para solventar un problema de la magnitud del que tienen sobre la mesa: el diseño de un sistema eléctrico que funcione de verdad. Porque de ese diseño depende en buena parte la competitividad de las empresas y de la economía española, depende la factura que cada mes abonan los hogares, depende la calidad y la extensión del servicio, depende la salud financiera de las empresas energéticas y dependen los intereses de sus accionistas, tanto grandes corporaciones como miles de pequeños inversores. Por todo ello, es una magnífica noticia que el Ministerio de Industria haya abierto la puerta a un diálogo constructivo con las empresas del sector. Como también lo es que estas no solo hayan recogido el guante, sino que hayan empezado a remitir, caso de Endesa, al departamento que dirige José Manuel Soria sus primeras propuestas. Cierto es que, de momento, el ámbito de debate no es tan amplio y ambicioso como debiera. Pero también lo es que para acabar una senda antes hay que empezarla.