Vigilar el posible efecto contagio
Los fuertes descensos que la devaluación del peso argentino están provocando en los mercados han vuelto a poner sobre la mesa el temor a un efecto contagio que afecte a economías de todo el mundo. Los parqués acusaban ayer por segundo día el nerviosismo sembrado por la crisis cambiaria de Argentina, que se ha extendido rápidamente al resto de las economías emergentes. El Ibex intentó frenar las presiones bajistas, pero finalmente acusó un descenso del 1,12%, hasta los 9.758,4 puntos. El primer elemento que ha favorecido esta oleada de tensión ha sido la sorpresa. Tras unos meses de relativa paz en los mercados, la devaluación del peso argentino ha ejercido de alimento para avivar las tensiones financieras que arrastran las economías emergentes. Unas tensiones que en una economía globalizada e interconectada como la actual tienen un efecto multiplicador cuyo alcance y consecuencias no son fáciles de prever. La especial posición de España respecto a las economías latinoamericanas, con importantes inversiones de las empresas en el área, unida a la fragilidad de nuestra coyuntura, hace necesario vigilar con mucha atención estas tensiones. Pero lo cierto es que los peores momentos de la crisis que hizo tambalear el euro han pasado y que Europa debe contar ahora con una fortaleza mayor que entonces.