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Columna
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La muralla gris China

Las unidades chinas de las cuatro grandes auditoras del mundo se enfrentan a una suspensión de seis meses debido a la auditoría de empresas que cotizan en Estados Unidos después de que un juez americano decidiera que estas se negaron voluntariamente a entregar documentos sobre sus clientes chinos a los reguladores estadounidenses.

KPMG, Ernst & Young, PricewaterhouseCoopers y Deloitte se negaron a entregar datos sobre sus clientes chinos que cotizan en Estados Unidos porque el gobierno chino lo prohibió. En otras palabras, rompieron las reglas de Estados Unidos con el fin de cumplir las chinas. El bienestar de más de 22.000 empleados y grandes oportunidades de beneficio, estaban en juego. Las tasas de auditoría y contabilidad en China están creciendo un 10% anual, de acuerdo con IbisWorld.

Sin embargo, la lógica del juez es convincente. Las auditoras, cuyo trabajo se basa en la precisión, han construido negocios en China a sabiendas de que las reglas locales no les permiten cumplir con su deber con los reguladores estadounidenses.

Se han producido otros casos como, por ejemplo, las estructuras semilegales que compañías chinas de internet como Baidu y Sina han utilizado para eludir las normas que prohíben la inversión extranjera.

Los auditores recurrirán el fallo. Podrían ganar si la SEC decide que la estabilidad es más importante que la transparencia. Obligar a las empresas a encontrar auditoras más pequeñas, y más dóciles puede causar el caos; los precios de las acciones podrían caer considerablemente y las empresas que no puedan encontrar alternativas se verían obligadas a dejar de cotizar. Además, los reguladores de ambas partes acordaron el pasado mayo cooperar más estrechamente, lo que aún podría dar resultados.

Eliminar las zonas grises de golpe sería demasiado extremo, pero reducirlas sería lo mejor para el mercado.

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