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Fernando Valdés
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El jugador de equipo

El nuevo consejero delegado de Campofrío Food Group llega a su cargo después de una larga trayectoria en el gran consumo

Caricatura de Fernando Valdés, consejero delegado de Campofrío food Group.
Caricatura de Fernando Valdés, consejero delegado de Campofrío food Group.Hogue

Tiene miedo de volar pero, antes de trabajar en el Grupo Carbonell y en el área de I+D de la multinacional de alimentación y hogar Unilever, se interesó por los lubricantes de los motores de avión, tema de su tesis doctoral en Químicas. Su verdadera inquietud, sin embargo, ha sido siempre la mercadotecnia. Ahora, después de su reciente nombramiento a consejero delegado de Campofrío Food Group (CFG), compañía europea líder en el mercado de elaborados cárnicos, Fernando Valdés no tiene otro remedio que abandonar definitivamente los coches y los trenes que solía coger en sus desplazamientos profesionales y confiar en los pilotos.

Para este madrileño de 54 años, casado y con dos hijas, una de ellas adoptada en China, la familia es importantísima. Jaime Lobera, director de marketing de CFG, señala su capacidad extrema para compaginar vida personal y profesional, a pesar de tener “una agenda frenética”. Nunca se separa de su libreta “en la que lo apunta todo”, revela. Así, puede irse de vez en cuando a pescar a Ribadesella, en Asturias, de donde era su abuelo.

Lobera conoció a Valdés por coincidir con él en el sector de la publicidad y quedó “atrapado por su manera de revolucionar todo lo que se había hecho hasta entonces en gran consumo”. Años atrás, Valdés había pasado a trabajar en el departamento de marketing de Unilever, empresa en la que se quedó 19 años, adquiriendo una enorme experiencia. En 2006 aterrizó en Campofrío España, donde fue fichado para el puesto de director general. Fue entonces cuando ofreció a Lobera un puesto en la compañía.

Gran aficionado al fútbol, seguidor del Real Madrid, a Valdés le gusta el juego en equipo. De él se dice que su estilo de liderazgo aúna visión estratégica y capacidad de crear grupos de trabajo realmente eficaces y comprometidos. En momentos complicados, tiene una gran maestría en dar a sus equipos la confianza necesaria para que funcionen correctamente. “Te arropa como el primero”, se afirma en su entorno, donde recuerdan también cómo, nada más llegar en Campofrío, Valdés organizó un torneo de mus entre empleados. El entonces nuevo director general abandonó pronto la precedente gestión estrictamente financiera e industrial de la compañía para orientarse más a consumidores, clientes y empleados.

Finalmente, Valdés llegó a CFG como presidente de Mercados en 2012, antes de asumir el nuevo cargo de consejero delegado del grupo, el 2 de enero pasado. Los dos grandes retos a los que tendrá que enfrentarse son la mejora de la competitividad y de la rentabilidad de esta compañía cuyos productos, comercializados bajo sus 15 marcas –Campofrío, Aoste, Cochonou, Fiorucci,...– se producen y se venden en ocho países europeos y en EEUU, además de ser exportados a 80 países a través de distribuidores independientes. Más de un 95% de las ventas de este grupo, creado en 2008 como resultado de la fusión entre Campofrío Alimentación con la división en Europa de la estadounidense Smithfield Foods, se concentra en el mercado europeo.

Gran aficionado al fútbol, seguidor del Real Madrid, es capaz de crear grupos de trabajo realmente eficaces y comprometidos.

El año pasado, Shuanghui, la mayor empresa de cárnicos china, adquirió Smithfields y, con ella, su cuota de acciones en CFG, correspondiente a un 36,9%. Como esta cantidad se sitúa por encima del umbral del 30% previsto por la Ley de Mercado de Valores, Shuanghui tenía que decidir si salir de CFG, si desinvertir hasta llegar a menos del 30% del accionariado o si lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) para hacerse con la totalidad de la empresa. En medio de este proceso, el 14 de noviembre la compañía mejicana Sigma anunció que poseía el 45% de las acciones de CFG aproximadamente, y lanzó a su vez una OPA para hacerse con el control del grupo. Finalmente, Shuanghui y Sigma llegaron a un acuerdo para efectuar juntos un proceso de oferta pública. En la operación, ha sido determinante Pedro Ballvé, antiguo presidente y heredero de Campofrío y ahora coinversor de Sigma, que detenía el 12,8% de las acciones y se comprometió a quedarse por lo menos otro cinco años, lo que fue interpretado como una señal positiva dentro de la empresa.

El nombramiento de Valdés trae origen de este último cambio accionarial, pero es también el resultado de su larga trayectoria. Compañeros cercanos al nuevo consejero delegado concuerdan al decir que insta continuamente a que todos en CFG actúen y se comporten como líderes para sentar las pautas de la industria y para que la innovación sea clave en todas las áreas y funciones de la compañía. Está convencido de que desarrollar las tres plataformas de crecimiento de este gigante de la alimentación (salud, snacking y tradición), así como las diferentes categorías de productos de forma global y local al mismo tiempo, constituye una ventaja notable frente a sus competidores.

“No se queda en lo conseguido hasta ahora, sino que siempre está mirando más allá”, reflexiona Lobera, que de Valdés destaca la pasión que pone en su trabajo y que contagia a los demás, así como la aguda curiosidad por todo lo que le rodea. Y su cercanía. “Fernando tiene una personalidad muy equilibrada de modo que, siendo un alto directivo, es una persona con gran sentido del humor”, sostiene y añade: “Fuera del trabajo es igual de extrovertido, listo, campechano, directo y bromista”.

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