España ahorrará este año más de 1.700 millones de euros en intereses
La deuda pública española está en un momento dulce. La presión del mercado sobre el papel soberano a todos los plazos ha ido disminuyendo progresivamente durante el año pasado. El inicio de 2014 ha ampliado aún más el idilio. Tanto, que el rendimiento de algunos títulos ha tocado niveles anteriores a la crisis del euro. Esta caída de los intereses de la deuda en circulación repercute a su vez en las citas del Tesoro. El mercado secundario es el termómetro para medir la temperatura de las nuevas subastas de deuda. De seguir así, la renovada apuesta de los inversores por España se traduciría en un ahorro en la financiación del Estado durante el año de alrededor 1.750 millones de euros con respecto a 2013.
Más que un ahorro, se trata de un menor gasto en el pago de intereses en relación al ejercicio del año pasado. El cálculo estimado sale de tomar como referencia las cotizaciones de los diferentes plazos de deuda en enero de 2013 y compararlos a su vez con los niveles de enero de este año. Dejando fuera las letras a dos años o menos, el Tesoro emitió el año pasado papel por 130.299 millones de euros. Para este año el objetivo de financiación a medio y largo plazo es similar: 133.280 millones según el Tesoro.
Sobre este escenario base y de mantenerse sin variación las coordenadas de 2013, tanto en la distribución de las emisiones por plazos como la rentabilidad que marca actualmente el mercado, el ahorro superaría los 1.750 millones.
Los bonos a 10 años significaron más de una cuarta parte de las emisiones totales del año pasado. Si, además, se suman los títulos a cinco años, entre los dos acapararon más de la mitad de la deuda que colocó España en los mercados. Fuentes del instituto emisor reconocen que la distribución por plazos de las emisiones no variará mucho respecto al calendario de 2013. También dan por hecho un abaratamiento considerable de la financiación por la caída de intereses pero no se aventuran a dar ningún cálculo.
La vuelta de los inversores extranjeros
En poco más de un año la renta fija española ha pasado de ser casi una apestada a convertirse en un caramelo para los inversores. Una vez aparcado el miedo a la bancarrota, la deuda española se ha colocado en el centro del foco de unos mercados financieros cargados de liquidez y en busca jugosos rendimientos.
Los últimos datos publicados por el Tesoro, a cierre de noviembre, registran que 273.172 millones de euros deuda española está en manos extranjeras. Esta cifra supone el nivel más alto desde diciembre de 2011 en términos de cartera registrada, que incluye la deuda a vencimiento ajustada por operaciones temporales. La vuelta de los inversores extranjeros ha servido para compensar la salida de las entidades financieras españolas.
La banca, la gran compradora de papel soberano nacional en los últimos tiempos, ha estado vendiendo cartera de deuda ante las dudas sobre cuál será la consideración de estos activos en las pruebas que hará el BCE. Aun así, las entidades nacionales tienen más 30% del total de la deuda viva del Estado, lo que equivaldría a unos 200.000 millones.
El descenso ha sido considerable en todos los plazos. El bono a 10 años, los títulos de referencia para medir el riesgo soberano, han llegado a caer a niveles de diciembre de 2009, es decir, los primeros tiempos del crac financiero y la antesala de la crisis del euro. La prima de riesgo, el diferencial entre el bono español y su homólogo alemán, ha llegado a bajar de la frontera de los 200 puntos. Hace un año marcaba 400. El Gobierno prevé una factura de 36.600 millones de euros para pagar los intereses de al rededor del billón de euros de deuda contraída al cierre de 2014. Una cifra que podría reducirse si el mercado sigue en calma.