Bruselas teme otra goleada de una Merkel recién renovada
Marca la tradición futbolera que el cambio de entrenador depara una victoria segura en su primer encuentro. Pero Alemania ni siquiera necesita la superstición para lograr una nueva goleada en Bruselas. Y tras la renovación de Merkel, que mañana asumirá por tercera vez consecutiva la presidencia del Gobierno, la flamante escuadra alemana (formada ahora por conservadores y socialistas) se desplazará esta semana a la capital europea para continuar su racha de victorias.
Hoy, por lo pronto, Alemania se cerrará en banda para evitar que el Consejo de Ministros de Exteriores de la UE caiga en la tentación de soliviantar a Moscú con alguna declaración abrasiva sobre Ucrania, a la que Bruselas ha advertido que, de momento, están suspendidos los trabajar para lograr un acuerdo de asociación con la Unión. El nuevo ministro de Exteriores, el socialista Frank Walter Stenmeier, es considerado como proclive hacia Moscú. Y aunque todavía no acudirá a Bruselas, la propia Merkel ya se ha mostrado partidaria de buscar un encaje a la vocación europea de una parte de Ucrania y la voluntad del Kremlin de mantener al país dentro de su esfera política y económica.
“Alemania es el mayor socio comercial de Rusia dentro de la UE y Berlín no permite ni una broma en ese terreno”, señalan fuentes diplomáticas. El valor de las exportaciones alemanas a Rusia rozó los 38.000 millones de euros en 2012, un 31% del total europeo. Moscú ingresa otro tanto gracias a la dependencia energética de una Alemania que no dudó en construirse un gasoducto por el lecho del mar Báltico para garantizarse el suministro de gas ruso sin exponerse a los vaivenes geoestratégicos en Bielorrusia o Ucrania. Tampoco se esperan bromas durante el encuentro del miércoles, el más emocionante de la semana, como suele ocurrir en la Champions League. Los ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) tienen una cita de alta tensión en la capital europea para intentar pactar un fondo europeo de reestructuración bancaria a la medida de los antojos de Berlín.
La principal exigencia de Alemania en ese terreno ha girado en torno a la base legal para la creación del fondo, lo que obligará a suscribir un nuevo tratado internacional que le permita al Gobierno alemán lidiar con su Tribunal Constitucional. Desde el comienzo de la crisis,Merkel ya ha forzado, por el mismo motivo, una reforma quirúrgica del Tratado de la UE y la elaboración de dos tratados internacionales (uno, fructífero, para la imprescindible creación del fondo de rescate; y otro, estéril, para apuntalar el objetivo de déficit cero).
Alemania ya ha arrancado a Francia, Italia, España y Holanda el apoyo para otro tratado, logrado en la reunión extraordinaria que mantuvieron en Berlín los ministros de Economía de los cinco países el pasado 6 de diciembre. Se espera que esta semana el resto de países acepten la propuesta. Y la Comisión Europea, tan resignada como molesta, también se ha plegado. “Pensamos que no es necesario y todos nuestros informes jurídicos indican que se puede hacer en base al artículo 114 del Tratado de la UE”, insisten en el departamento de Michel Barnier, comisario europeo de Mercado Interior. “Pero si es la condición para que haya un fondo de resolución bancaria, pues tampoco es tan grave”.
Por supuesto, esa no es la única condición de Berlín. Y se espera una larga negociación antes de que los ministros puedan cerrar un acuerdo sobre los bancos sujetos al fondo de resolución (Alemania quiere excluir a sus cajas de ahorros), el sistema de voto en el fondo (Berlín quiere un peso proporcional a su talla económica) y la autoridad que puede desencadenar la intervención de un banco (Berlín no quiere ceder la última palabra a la Comisión). Las quinielas diplomáticas apuestan por una victoria de Alemania en todos los puntos, o el aplazamiento de las negociaciones al año que viene. En cualquier caso, una excelente antesala para que Merkel remate la faena en la última cumbre europea, del jueves y viernes, en la que insistirá en su empeño de que los países del sur firmen un contrato de reformas a cambio de unas ayudas que no acaba de concretar.