_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Unos subsidios menos exagerados

Mark Carney se está deshaciendo de los insanos subsidios a la vivienda en Reino Unido. El gobernador del Banco de Inglaterra ha desechado correctamente el apartado del programa de préstamos (FLS, por sus siglas en inglés) que subvenciona las hipotecas. Pero tiene que hacer más si quiere esquivar la próxima burbuja inmobiliaria.

Desde su creación a mediados de 2012, el objetivo principal del FLS fue impulsar el crédito, dando a las entidades acceso a los fondos baratos del banco central. Hubo un beneficio adicional: los bancos recibieron liquidez barata, aunque la demanda de préstamos fue escasa. Eso significaba más beneficios, lo que entre otras cosas ayudó a las entidades ayudadas por el estado, Royal Bank of Scotland y Lloyds Banking Group a todo menos a terminar sus programas de desapalancamiento.

En otros frentes, el FLS ha tenido menos éxito. Los bancos dieron más préstamos hipotecarios que a la empresa, ya que los primeros consumen menos capital que los segundos.

Los bancos británicos concedieron más hipotecas que préstamos a las empresas

A partir de ahora, los bancos podrán beneficiarse de las mismas ventajas que antes en los préstamos a empresas, pero ya no recibirán fondos baratos para préstamos hipotecarios. Junto con un nuevo requisito para que las entidades se centren en la capacidad de devolver los préstamos que tienen los que los demandan, los precios de la vivienda deberían relajarse algo en Reino Unidos–subieron un 7% en el año hasta octubre–. Por desgracia, la ayuda del gobierno del Reino Unido para la compra, que da garantías estatales para los tramos de mayor riesgo de las hipotecas, está contribuyendo en parte a que los precios de las casas suban en Londres al doble de esa tasa.

Carney y sus colegas del Comité de Política Financiera del Banco de Inglaterra que pretenden pinchar la burbuja tienen el derecho –y el deber– de recomendar al ministro de Economía, George Osborne, que contenga las ayudas a la compra. Si él no dice que estos subsidios son una locura, Carney perderá credibilidad si y cuando la burbuja estalle.

Archivado En

_
_