A Grifols no se le atragantan las compras
Dicen que el dinero es miedoso y que los mercados no se arriesgan. Por eso, cuando la farmacéutica Grifols compró a su rival estadounidense Talecris en 2010, la cotización de la catalana se hundió un 8,5%. Los inversores no confiaron en la capacidad de esta pequeña compañía, que entonces solo tenía 1.800 millones de euros de capitalización bursátil, para asumir la integración de la tercera empresa por facturación del mundo de los hemoderivados en sus entrañas. Grifols era la quinta empresa de su sector en el mundo y optó por devorar al pez grande antes de que las circunstancias se la tragasen a ella.
El lunes, la historia en Bolsa fue radicalmente distinta. Grifols saltó a la palestra de nuevo por sacar la cartera y hacerse con la unidad de diagnóstico transfusional de Novartis, nada menos que por 1.224 millones de euros. De este modo, la farmacéutica quintuplica el peso de su filial de diagnóstico, que pasará de representar un 4% de su cifra de negocio a suponer un 20%, e incrementará sus ventas totales en otro 20%, gracias a una nueva planta de producción en Estados Unidos y redes comerciales nuevas y especializadas en ese país, Suiza y Hong Kong.
En la sesión, el mercado, lejos de volver a temer la capacidad de Grifols, saludó esta operación con unas alzas que rozaron su récord histórico en Bolsa. El laboratorio lideró las subidas del Ibex 35 con un 4,5%, hasta los 32,36 euros por acción, aunque en la sesión de ayer cayeron ligeramente, un 0,05%. Los analistas confiaron de primeras en el éxito de una operación de carácter estratégico, que supondrá una Grifols más diversificada en mercados y con una integración vertical en su negocio que la hace más autosuficiente y, por tanto, más resistente a los vaivenes de precios y países.
Pero que nadie se llame a engaño. Por muy idónea que pueda parecer la operación para el desempeño empresarial de la compañía, la verdadera carta de presentación ante los inversores de esta nueva adquisición es el éxito obtenido en la digestión de Talecris. Por ejemplo, los expertos de Renta 4 afirmaron ayer que confiaban en que “esta adquisición encaje muy bien en la estrategia del grupo. Esperamos un impacto positivo en cotización teniendo en cuenta, además, el éxito de Grifols en la adquisición de Talecris”. Los analistas de Berenberg también comentaban ayer que “Grifols tiene una larga trayectoria de éxito en adquisiciones transformacionales” y ambos esperaban que fuera una operación bien acogida entre los accionistas.
La empresa ha vuelto este año a repartir dividendos en efectivo y pretende mantener esta política el año que viene, pese a la compra, cosa que tranquiliza mucho a los mercados. La directora financiera del grupo, Nuria Pascual, confirmó este extremo el lunes a CincoDías después de que, tras la compra de la estadounidense, tuvieran que renunciar al reparto. Lo recuperaron en mayo de 2013, cuando los accionistas recibieron un dividendo único a cuenta de 2012 de 0,01 euros por acción, y un nuevo pago en junio, a cuenta de los resultados de 2013, de 0,20 euros por acción. El banco de inversiones JP Morgan ha afirmado que espera que Grifols aumente su beneficio por acción un 11% a partir de 2014 gracias a esta compra.
En cuanto a la deuda, la compañía ha conseguido en dos años reducir su ratio de deuda sobre ebitda anualmente desde las cinco veces que representaba al asumir Talecris a 2,6 veces, que era la ratio con la que cerró en septiembre. La adquisición incrementa de nuevo estos datos aunque Pascual aseguró que “se quedará en 3,2 veces” sobre ebitda, situación que aplacarán, dijeron, con la generación de caja y que les colocará en el 2,6 otra vez en unos tres años.