Restoy pide una autoridad y un fondo común europeo para intervenir entidades
Defiende que la banca española posee "cierto confort" para afrontar los requisitos de capital
La Unión Bancaria europea es el proyecto en el que bancos, políticos, empresas e instituciones españolas han puesto su esperanza para que se resuelva de manera efectiva el gran problema que pesa sobre la economía del país y su tejido productivo: la dificultad en el acceso a la financiación y, en consecuencia, el encarecimiento y la restricción del crédito.
En el otoño del próximo año está previsto que comience a andar la supervisión única, por la que el BCE se ocupará de vigilar la salud de las 130 mayores entidades de la zona euro, pero el verdadero alcance de la unión bancaria europea pasa por unificar no solo la supervisión, sino también la fórmula por la que se actúa sobre las entidades en dificultades de solvencia, una vez detectado el problema, y los fondos que se apliquen en su ayuda.
En este sentido, el subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, ha advertido que no es necesario con activar la supervisión única común sino que también hace falta una autoridad de resolución común para todos los países y un fondo común de resolución “que garantice la existencia, en condiciones similares, del apoyo financiero necesario para aquellas entidades que así lo necesitaran, independientemente de la situación presupuestaria del Estado concernido”. Con estas declaraciones, realizadas en la presentación del último número de papeles de Economía Española de Funcas, titulado “Construir la Unión Bancaria”, Restoy entra de lleno en el debate sobre cómo debe construirse esa unión. Es decir, una vez unificada la supervisión bancaria, quién debe tomar las decisiones sobre cómo actuar sobre las entidades en dificultades y quién ha de poner los fondos necesarios para su rescate.
Para Restoy, la propuesta legislativa presentada en julio por la Comisión Europea “es un buen punto de partida”. La CE propone una agencia o autoridad única de resolución, dependiente en última instancia de la propia Comisión Europea, que gestionaría un fondo común abastecido por aportaciones de la industria. Y muestra su preferencia por que sea el MEDE quien financie el fondo común que se haría cargo de los rescates, mientras este alcanza la dotación requerida con aportaciones de la industria. Frente a la alternativa que sugieren algunos países, con Alemania al frente, de usar fondos nacionales.
Restoy defiende además que el supervisor tome un papel activo en la toma de decisiones sobre la resolución de entidades, de modo que se encargue de “desencadenar el proceso”, en línea con lo que hace la Ley española. En cualquier caso, ha añadido que la banca española “no debería en principio, asumir desafíos más complejos que los que resulten relevantes en otras jurisdicciones, gracias a la reforma sin precedentes a la que ha sido sometida en el último año”.