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Un vehículo muy brillante técnicamente

BMW lanza el i3, su primer modelo eléctrico

Modelo i3 de BMW.
Modelo i3 de BMW.Reuters

Fue en 2007 cuando siete técnicos de BMW se pusieron a trabajar en el Proyecto i para crear una gama eléctrica. Poco a poco ha ido creciendo hasta convertirse en un proyecto millonario, en un momento en que BMW atraviesa un momento dulce. Las ventas mundiales durante los nueve primeros meses sumaron 1.436.178 unidades (+7,5%), un nuevo récord.

En BMW inciden en la idea de que el i3 no se trata solo de un nuevo modelo, sino de “una solución a la futura necesidad de movilidad individual en las zonas urbanas de alta densidad demográfica". La conectividad con un smartphone es total (permite encender la calefacción o ver el nivel de carga de la batería), y entre los servicios disponibles se ofrece la posibilidad de disponer de coches convencionales cuando el cliente necesite hacer viajes largos.

El i3 es el primer turismo que emplea una carrocería monocasco de polímero reforzado con fibra de carbono. Es decir, similar a las que usan la mayoría de los coches, pero no fabricada en acero. Las uniones se hacen con potentes adhesivos, y las piezas exteriores de la carrocería son plástico. Mide 3,99 metros de largo, como un Renault Clio o un VW Polo. Las baterías van bajo los ocupantes y el motor, sobre el eje trasero, y van protegidos por una estructura de aluminio.

El motor eléctrico impulsa al eje posterior. Rinde 125 kW, equivalente a 170 CV, y con un par máximo de 250 Nm. Con un peso total de 1.195 kilos, ofrece mucho empuje y es rápido, capaz de pasar de 0 a 100 km/h en 7,2 segundos. No obstante, es un coche pensado para la ciudad, de modo que la velocidad máxima está limitada a 150 km/h. El i3 se mueve siempre en silencio, y solo al pisar a fondo se puede escuchar un ligero zumbido.

Los automóviles eléctricos tienen dos grandes inconvenientes: la escasez de puntos de recarga y la escasa autonomía que ofrecen. Para cargar el i3 en un enchufe normal son necesarias ocho horas, con un coste de entre dos y tres euros. Tiene un sistema para que, al conectarlo a un punto de recarga público, al cerrar el coche el enchufe no se pueda desenganchar. Con la batería al máximo indica una autonomía de 160 km en modo confort. En modo eco pro marca 180 km, y en eco pro+ alcanza 200 km. El i3 se comercializa como eléctrico puro o con un motor auxiliar (un bicilíndrico de 650 cc) con los que el i3 dispone de 100 km de autonomía adicionales. Es interesante porque elimina la angustia que puede producir el hecho de quedarse sin energía. Por eso en España es quizá la mejor opción. En Ámsterdam, en cambio, hay 700 puntos de recarga y es normal ver todo tipo de eléctricos.

Para conducir el i3 basta pulsar el botón start/stop y seleccionar mediante un mando giratorio la posición D. No tiene marchas, el empuje es continuo. Sorprende el hecho de que al dejar de acelerar retiene bastante, de modo que muchas veces no es necesario frenar. Estas retenciones se aprovechan para cargar las baterías. Además es muy fácil maniobrar, ya que tiene mejor radio de giro que un Mini. Dispone de plazas traseras amplias y las puertas traseras llevan las bisagras detrás, de modo que se abren como un armario. El único problema es que para abrir las traseras hay que abrir primero las delanteras. Además, las ventanillas traseras no se pueden bajar.

Su precio es de 35.500 euros para el eléctrico puro y de 39.500 para el Range Extender, con el motor térmico auxiliar. Se lanza el 14 de noviembre y las entregas en España comenzarán en diciembre. Una de sus grandes ventajas es que en ciudades como Madrid puede aparcar gratis en zonas verdes o azules.

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