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Señor Botín, una golondrina no hace verano

La declaración de don Emilio Botín el viernes pasado sobre si entra dinero en España tiene, no obstante, una ventaja: no es necesario que pase el tiempo para que sea desmentida, como sucede con otras desafortunadas predicciones.

Entra dinero en España, ¿sí o no? El Banco de España algo debe saber de eso. Los datos de la balanza de pagos no son precisamente intuitivos. Pero con algo de paciencia se pueden sacar conclusiones,

Primero, los números grandes. En lo que va de 2013 en España ha entrado algo de dinero. Las cifras de las cuentas financieras de la balanza de pagos que calcula del Banco de España (que reflejan las inversiones directas, de cartera y préstamos del exterior con España) reflejan una mejora de 38.000 millones de euros entre enero y julio. La cifra contrasta (y de forma escandalosa) con los 174.000 millones que huyeron del país en el mismo periodo del año anterior. Solo el papel del BCE como prestamista de última instancia de la banca española mantuvo la estabilidad del sistema: la deuda del Banco de España con el Eurosistema aumentó en unos increíbles 250.000 millones. Este 2013 la situación es diferente: la banca española está menos apurada y ha reducido su dependencia del BCE en 50.000 millones.

La línea azul representa los flujos financieros totales; la verde, el dinero que presta el BCE a la banca española y la roja, los flujos totales sin tener en cuenta al BCE.

Han entrado 38.000 milones pero, ¿dónde? En realidad, según los datos del Banco de España, casi toda esta mejora se ha producido en los meses de enero y febrero. De hecho, en los siguientes cinco meses ha salido dinero de España, unos 17.000 millones de euros.  En cualquier caso, la mejora de este 2013 se debe, fundamentalmente, al capítulo que el Banco de España denomina “otras inversiones”: básicamente, flujos de depósitos, préstamos depósitos y operaciones temporales. No entró dinero del exterior, pero volvió parte del dinero que inversores, bancos y ahorradores españoles habían sacado masivamente al extranjero: 34.000 millones en siete meses.

Si tenemos en cuenta solo lo que han hecho los extranjeros que invierten en España, las cifras son más modestas, y se refieren a junio. Éste capítulo se divide, a su vez, en inversiones en deuda pública y en otros sectores. En deuda pública entraron 5.600 millones hasta marzo, tras un excelente cuarto trimestre de 2012. Entre marzo y junio se registraron leves salidas de capital.

Las inversiones de carteras han registrado salidas de dinero en el año, unos 13.000 millones de euros. Es decir, los extranjeros han vendido acciones, bonos y otros instrumentos financieros a un ritmo similar al del año pasado. Mientras, en inversiones directas, han entrado 15.000 millones en la primera mitad del año, una cifra solo marginalmente inferior a las entradas de dinero en el total de los ejercicios 2011 y 2012. Una parte de estas inversiones ha ido a inmuebles: algo menos de 3.000 millones. No parece que los foráneos se hayan lanzado a comprar casas, si bien las cifras de los últimos trimestres muestran una indudable mejora.

Con todas las salvedades que implican usar unos datos tan genéricos para una realidad tan compleja como los flujos financieros internacionales, la conclusión es, más bien, que el dinero ha dejado de huir de España, y que parte del dinero español que se marchó en los malos momentos está volviendo. Gracias a eso la banca española está reduciendo la descomunal dependencia del BCE (25% del PIB). Pero no hay tortas por invertir en España. Los datos de inversión no reflejaban a cierre de junio un interés especial. Obviamente habrá fondos que compren crédito, inmuebles o empresas a precio de saldo. Pero ese es su trabajo. Y tampoco hay que extrañarse: sin devaluación de la divisa de por medio, el dinero no pasa de huir despavorido a volver sediento. Señor Botín, señores de las grandes empresas y señores del Gobierno, una golondrina no hace verano.

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