Yellen, un mensaje de calma en plena turbulencia política en EE UU
La futura presidenta de la Fed fue uno de los pocos expertos que avisaron de la crisis
El anuncio oficial de que será Janet Yellen, actual vicepresidenta de la Reserva Federal, quien sucederá al inicio del próximo año a Ben Bernanke al frente de la institución ha sido el único mensaje de certidumbre que lanza Estados Unidos a los mercados en las últimas semanas. En un momento en que los inversores, y los ciudadanos del país, asisten al profundo desencuentro entre republicanos y demócratas –que ha provocado el colapso del Gobierno federal y amenaza con no prorrogar el techo de deuda de la economía del país– la noticia de que Yellen tomará las riendas de la Fed ha sabido a verdadero bálsamo.
Su candidatura había tomado peso una vez que se retiró de la carrera por la sucesión de Bernanke el hasta entonces candidato favorito de Obama, Larry Summers, exsecretario del Tesoro y asesor económico del presidente estadounidense. Sus conexiones con Wall Street y su permisividad con las actividades de la banca de inversión durante su época en el Tesoro le ganaron enemigos políticos que terminaron por ejercer una fuerte presión sobre la Casa Blanca, hasta el punto de forzar su retirada.
En cambio, Yellen llega con una aureola completamente distinta, la de haber sido una de las escasas expertas que vio venir la profunda crisis de 2008. “Las posibilidades de una contracción de crédito en desarrollo y la caída de la economía en recesión aparecen como demasiado reales”, afirmaba Yellen en diciembre de 2007, cuando era presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, puesto que ocupó entre 2004 y 2010, momento en que pasó a la vicepresidencia de la Fed. La trayectoria profesional de Yellen, de 67 años de edad y primera mujer que se pone al frente de la Fed, está plagada de reconocimientos. Es doctora en economía cum laude por la Universidad de Yale y ha sido profesora en Havard, Berkley y la London School of Economics.
Desde la vicepresidencia de la Fed ha sido la mano derecha de Bernanke y uno de sus principales apoyos en defensa de la política de estímulos económicosque ha caracterizado la estrategia de la institución para hacer frente a la crisis. De hecho, Yellen está considerada –dentro de la jerga propia del banco central estadounidense– una “paloma”, es decir, una economista más inclinada a favorecer las políticas de estímulo de la economía y el control del desempleo que en controlar a toda costa la inflación, postura que defienden los denominados “halcones”.
Yellen afronta ahora un traspaso de poderes más peliagudo de lo previsto hace unos meses. La recta final del mandato de Bernanke ha quedado enturbiada primero con una realidad económica más dura de la pronosticada antes del verano por la propia Reserva Federal y en las últimas semanas, con la parálisis política e institucional del país. Si republicanos y demócratas no se han puesto de acuerdo antes del próximo 17 de octubre para prorrogar el techo de deuda, Estados Unidos entraría en suspensión de pagos. Un verdadero terremoto para los mercados internacionales y el peor de los escenarios para estrenarse al frente de la Reserva Federal, aún con una economía en tímida senda de recuperación. La política será sin duda un factor ineludible a la hora de definir, si no de volver a retrasar, la prevista retirada de estímulos.