El Bundesbank pide una norma más estricta para la compra de deuda soberana por los bancos
El presidente del Bundesbank (el banco central de Alemania), Jens Weidmann, considera necesario replantearse el trato regulatorio que recibe la exposición de los bancos a la deuda soberana para acabar con el vínculo entre entidades y Gobiernos, que, de este modo, ven penalizada mutuamente su solvencia, según expone en un artículo publicado por el diario 'Financial Times'.
“Una nueva valoración del tratamiento regulatorio de las exposiciones soberanas resulta crucial”, señala Weidmann, que defiende que la unión bancaria representa “un importante paso para escapar de este abrazo mortal”.
En este sentido, el banquero alemán sostiene que el marco regulatorio implica un tratamiento preferencial para la exposición de los bancos a los bonos soberanos, puesto que puede ser ilimitada y está exenta de las exigencias de capital del resto.
De este modo, este tipo de inversiones resultan muy atractivas para las entidades, especialmente en el caso de la deuda soberana de sus respectivos países, y más aún durante la crisis.
Weidmann subraya también que diversos estudios, incluido uno realizado por el Bundesbank, ponen de manifiesto que los bancos más débiles y vulnerables tienden a invertir más en deuda soberana, lo que prolonga la baja rentabilidad de estas entidades y aplaza los necesarios cambios en sus modelos de negocio.
Asimismo, el presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del BCE señala que los bancos que aprovechan este 'carry trade' con la deuda soberana pueden obtener liquidez ilimitada del banco central al utilizar estos bonos como colateral.
Por otro lado, el banquero apunta que esta situación tiene también un efecto negativo en la economía real, ya que los bancos con mayor exposición a la deuda soberana reaccionan al empeoramiento de la percepción del riesgo soberano reduciendo el crédito.
“El actual trato regulatorio es incompatible con el principio de responsabilidad individual”, subraya Weidmann, quien rechaza los temores de entidades y gobiernos de un aumento de los costes de financiación si se pone fin a los “privilegios regulatorios” de la deuda soberana. “No pienso que este argumento deba impedirnos hacer lo correcto”, añade.