“Las empresas españolas son tremendamente eficientes”
Dirige desde hace ocho años esta consultora, española y cotizada, centrada en tecnología. Asegura que, debido a la crisis, los directivos buscan ahorrar y ser más competitivos mediante la innovación. Y pide más autoestima al país
Aterrizó en Tecnocom en 2005 con el encargo de transformar la empresa. Pero Javier Martín (Madrid, 1965) se encontró al poco con la crisis económica, que aceleró sus planes. Este ingeniero en Telecomunicaciones y posgraduado en IESE prioriza la salida al exterior de la empresa, que facturó 385 millones en 2012 y está presente en 10 países.
Pregunta. ¿Cuáles son sus planes para Tecnocom?
respuesta. Nuestro foco es América Latina. Nuestra vocación es ser la compañía de referencia en servicios tecnológicos para el mercado latino, como hay otras empresas españolas que son referencia internacional.
P. ¿Y qué objetivos se pone?
r. Se tiene que traducir en llegar a unos ingresos de 1.000 millones de euros a medio plazo. Al menos el 50% de nuestro negocio tiene que provenir del exterior en tres años, desde el 25% actual. Es un objetivo ambicioso.
P. En su accionariado está Novagalicia, nacionalizada, que debe desinvertir de sus participadas. ¿Cómo les afecta?
r. Claramente con una capitalización muy penalizada. Ya está descontado el valor por esa incertidumbre. Si Novagalicia se plantea vender, o quien compre el banco, tendrá que tomar una decisión sobre si quiere mantener las acciones, y se acabará la incertidumbre.
P. Y usted, ¿qué quiere que ocurra con esas acciones?
r. Queremos un accionista estable que nos apoye en nuestro proyecto.
P. ¿Qué van a necesitar las empresas españolas en tecnología?
r. Las compañías de cualquier sector necesitan socios que les ayuden a hacerse cargo de procesos y generarles eficiencias con ahorros garantizados, en nuestro caso, en competencias tecnológicas. Ahora no puedes vender nada a nadie diciendo lo bien que funciona algo, sino lo que ahorra.
P. ¿Cómo ve a las empresas españolas en tecnología?
r. En general, muy bien. Las empresas españolas son tremendamente eficientes, es uno de los pocos efectos positivos de la crisis. La empresa española es muy competitiva.
P. ¿Los directivos apuestan por el cambio tecnológico?
r. En la medida en que justifiquen ahorros de eficiencia. Ahora mismo el discurso de España es la competitividad. Aquí estamos acostumbrados a competir y no en todos los sitios es así. El directivo español es tremendamente pragmático, aparte de que pueda ser más o menos tecnólogo. Lo que ahora compra es eficiencia más que tecnología, aunque estén ligadas.
P. ¿Por qué hay que buscar una consultora externa y no lo hacen internamente las empresas?
r. Básicamente porque nosotros tenemos 6.000 personas con competencias específicas. Somos capaces de crear equipos de trabajo con especialistas y normalmente tenemos la experiencia de haber hecho algo parecido en otros clientes. Además de tener productos propios, que podemos vender, como por ejemplo medios de pago.
P. ¿Cómo ha cambiado el modelo de consultoría con la crisis?
r. El modelo ha cambiado desde hace diez años y no solo por la crisis. Antes se utilizaba más el de llave en mano. Cada vez se lleva más la externacionalización.
P. ¿La empresa española está preparada para el cambio tecnológico proveniente de la economía online?
r. Sin lugar a dudas. Tenemos una cierta tendencia a infravalorarnos, a pensar que tienen que venir de fuera a enseñarnos. Las compañías tienen una capacidad que les hace eficiente.
P. ¿Cuál es la imagen de las compañías en el exterior?
r. No todos los mercados nos acogen igual. Tenemos una marca de calidad y disponemos de soluciones más avanzadas, pero nos afecta la imagen de la economía española. Cuando vas por ahí nos dicen que en España está todo fatal.
P. ¿Y en qué afecta?
r. A nosotros han llegado a no aceptarnos una garantía de ningún banco español. Un banquito se permite el lujo de poner en duda la garantía, por una cantidad modesta, de un banco español. Probablemente lo exageramos todo. Tal vez nos falta un poco de amor por lo nuestro. Nosotros mismos estamos metiendo un ruido que nos está perjudicando.
P. ¿Cómo mejorar esa marca de país?
r. Como empresario, salgo fuera a vender soluciones y hacer las cosas bien. Y deberíamos aprender a valorar un poquito más lo nuestro. Me encuentro a grandes compradores españoles que en igualdad de condiciones se quedan con una compañía internacional porque piensan que al ser de EE UU lo van a hacer mejor.
P. ¿Y cómo salimos de la crisis?
R. No lo sé. La gente llora por las esquinas. Probablemente vemos el corto plazo, pero es fundamental que tengamos más autoestima. Para salir de la crisis creo que las empresas deben ser competitivas, crecer y crear empleo. No hay otra forma. Dejemos que las empresas compitan, salgan fuera y crezcan. Tiene que ver con una mayor liberalización en el mercado laboral. Y no hablo de despidos, sino nuevos modelos de relación laboral, que nos permitirían ser más competitivos. Además de crisis de autoestima hay crisis de valores. En el caso de la corrupción es absolutamente fundamental la transparencia y asunción de responsabilidades en la justicia, si las hay.
P. ¿Cuál es esa crisis de valores?
r. La corrupción, por ejemplo. No hay nada más tremendo que estemos viendo que algunos de los referentes políticos tengan casos de corrupción y no pase nada o pasan cosas poco graves. La corrupción en España no pasa factura electoral. Eso es una crisis de valores. Me parece algo inaceptable. Yo soy como una monja de clausura, no me permito que aquí pase ninguna cosa por una cuestión de seriedad y de confianza. Es que mis clientes no me lo permiten.