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España refina el concepto de elite extractiva

Acemoglu y Robinson deberían enviar una cesta de fruta al palacio de la Moncloa. Se hace difícil encontrar en el libro un mejor ejemplo de elite extractiva que ese engendro perpetrado por el Gobierno y llamado CNMC.

Por ponerles en antecedentes, la CNMC es el organismo que debería velar por que el buen funcionamiento de la competencia en los mercados de bienes y servicios, a la vez que se encarga de supervisar aquellos mercados que operan sujetos a regulación.

Por seguir poniéndoles en antecedentes, el concepto de elite extractiva, desarrollado por Acemoglu y Robinson, que lo usan para explicar por qué unos países son más ricos que otros. Según ellos, el principal motivo que empobrece a los países es el marco institucional y político; cuando la elite dominante trata de perpetuar el estado de las cosas y extrae las rentas de la mayoría de la población en lugar de fomentar la inclusión política y económica de aquellos que no forman la elite.

Pasados los antecedentes, no hay que extenderse mucho en los hechos. La creación de un regulador que agrupase a la CNC (competencia), CMT (telecomunicaciones) y CNE (energía) fue una de las primeras propuestas del Ejecutivo de Rajoy. Guindos no tuvo que romperse demasiado la cabeza buscando argumentos que lo justificasen de cara al público. Se dice que se ahorran costes y se adelgaza la estructura de la administración, y punto.

De hecho, ni siquiera en el plano técnico tuvo Guindos que trabajar demasiado. Economía se basó en un informe de PriceWaterhouseCoopers para mostrar las bondades del nuevo modelo… Un informe que había sido redactado por encargo de Telefónica, casualmente una de las empresas reguladas por la CMT. Aquí está dicho informe.

Los tres organismos veían reducidas sustancialmente las competencias, que volvían a depender de los ministerios correspondientes. La idea no gustó mucho en Bruselas donde, por algún extraño motivo, temían que la concentración de autoridad (y la propuesta de que los supervisores se financiasen con impuestos y no con tasas, lo que les haría de factor depender de Hacienda) afectase a la independencia del organismo. Tras varias comunicaciones, Bruselas amenazó con iniciar un procedimiento sancionador a España si no modificaba la estructura de la CNMC, cosa que finalmente hizo.

En el capítulo de nombramientos, más de lo mismo. El PP, el PNV y CiU coparon los cargos una vez que el PSOE declinó hacer propuestas para este regulador (cuyo presidente pasó, por cierto, por Cepsa). La traca final ha sido el nombramiento de una sobrina del ministro, de una hija de otro y de un cargo de confianza de la vicepresidenta del Gobierno en tres puestos clave de la comisión. 

No sé cómo funcionará la CNMC; si las dudas sobre la independencia del organismo están o no bien fundadas. Pero sí que reforzará el control del Gobierno sobre la actividad empresarial en campos tan sensibles para la economía como la competencia y los mercados regulados. Sobre la importancia de tener unos supervisores eficientes, conviene leer la serie de entradas publicada por Gerard Llobet en Nada es Gratis. A cambio, el Ejecutivo vende un supuesto ahorro de 30 millones de euros. Que, en realidad, como recuerda Llobet, corresponde en su mayoría al hecho de no crear otros órganos previstos. Perfecto.

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