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El día que Santander pudo reinar en Bélgica

Un día como hoy, hace cinco años, se desencadenó el hundimiento de Fortis, la mayor entidad financiera de Bélgica y una de las mayores de Europa. Los franceses del BNP Paribas se hicieron con la pieza y dominan desde entonces el sector bancario de uno de los países con mayor tasa de ahorro y con más patrimonio acumulado de todo el continente: 73.000 euros en activos financieros por habitante, solo por detrás de Suiza. Una joya que pudo acabar en manos de Botín, según la prensa belga.

Santander parecía la entidad elegida aquel 26 de septiembre de 2008 para hacerse con el negocio bancario de Fortis, según la reconstrucción que ha llevado a cabo el diario Le Soir de aquella jornada histórica para Bélgica.

La entidad de Emilio Botín, según ese informe, era la opción preferida por el banco de inversión (Merril Lynch) que buscaba a toda prisa un socio que mantuviera en pie a Fortis. El acuerdo hubiera supuesto un intercambio de activos: la entidad española se hubiera quedado con la banca de Fortis y le hubiera cedido parte de su negocio de seguros.

Los dos grupos habían participado, junto al Royal Bank of Scotland, en la reciente opa por ABN Amro. Una operación que se les atragantó al banco escocés y al belga hasta provocarles una indigestión al primero y un colapso al segundo. Solo Santander salió bien parado, hasta el punto de haber estado a punto de merendarse de paso a su compañero belga de cuchipanda.

El diario Le Soir asegura que solo faltó una llamada telefónica para darle a Santander el cetro del sector financiero belga. Pero el teléfono nunca sonó en Madrid. Nadie sabe por qué. El entonces presidente de Fortis, Maurice Lippens, asegura en el diario que no recuerda los motivos, aunque duda que Santander o Credit Agricole, el otro banco interesado, llegaran a hacer una oferta formal.

Pero, con toda probabilidad, la trastienda política también jugó su papel. En el desguace de Fortis intervinieron tres gobiernos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Y los hilos de la delicada operación también se movieron desde Fráncfort, a instancias del francés Jean-Claude Trichet, entoces presidente del BCE.

Sea cual sea la explicación (quizá la definitiva se conozca en algún otro aniversario), aquel fin de semana, los ejecutivos del BNP Paribas tomaban el Thalys, el tren de gran velocidad que une París con Bruselas. Y llegaban a la capital belga para cobrarse una pieza que a Francia no se le podía escapar.

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