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Eventos internacionales

Pebble Beach, paraíso de las subastas de clásicos

Los numerosos récords demuestran que no hay techo de cotización para ciertos modelos

Campo de golf de Pebble Beach, en Monterrey, California.
Campo de golf de Pebble Beach, en Monterrey, California.

La península californiana de Monterrey acoge todos los años, durante la tercera semana de agosto, a los coleccionistas de clásicos más ricos de EE UU y gran parte del mundo. Estos acuden atraídos por los numerosos eventos automovilísticos que se celebran allí durante esos días.

Hay carreras en Laguna Seca y reuniones sociales de todo tipo. Destacan el Concorso Italiano, dedicado a los automóviles transalpinos, el que se celebra en el campo de golf de Quail Lodge y, sobre todo, el concurso de elegancia de Pebble Beach.

Cada año la organización elige diferentes temas, normalmente ligados a aniversarios de marcas, modelos o personas. Este año se rindió homenaje a los Lincoln, los Alfa Romeo 8C (los mejores deportivos de los años treinta) o los Lamborghini y los Porsche 911, ambos por su 50 aniversario.

Hay muchas categorías en concurso, pero el premio más cotizado es el de Best of Show, que este año fue para el Packard 1108 Twelve Dietrich de 1934. Este galardón siempre se suele conceder a modelos de los años treinta con impresionantes carrocerías, muy elegantes y escasas.

Optimismo económico

La economía de EE UU está tirando con fuerza. Durante el segundo trimestre del año su PIB creció en una tasa superior a lo que los expertos esperaban, un 2,5% interanual, mientras que la UE apenas está saliendo de la recesión.

Los 20 millones del Ferrari se destinarán a obras benéficas

En todo caso, el indicador que mejor evidencia el optimismo y el poder económico de los millonarios que acudieron a Monterrey son las subastas. Este año se batieron de nuevo récords, prácticamente en todos los modelos del máximo nivel.

Los expertos coinciden en que la irrupción en el mercado de acaudalados clientes asiáticos, rusos y de Oriente Medio es el principal factor para explicar el actual boom. La casa de subastas RM anunció que un total de 26 de los lotes que ofrecieron se vendieron por más de un millón de dólares cada uno, y que la facturación final ascendió a más de 125 millones de dólares (92,2 millones de euros).

El coche más caro que vendió RM fue el Ferrari 275 GTB/4 S N.A.R.T de 1967 (uno de diez fabricados), que alcanzó 20,8 millones de euros. Su rareza es el factor decisivo para su cotización porque un modelo igual, pero en versión cupé, se valora en aproximadamente 1,2 millones de euros.

Además es un coche con carga patriótica, ya que esos diez descapotables fueron encargados por el importador americano Luigi Chinetti, y las siglas NART responden a North American Racing Team.

Asimismo, tiene un componente romántico, ya que su hasta ahora dueño, Eddie Smith, de Carolina del Norte, lo compró nuevo en 1967 y nunca quiso deshacerse de él. Pero dejó escrito que tras su muerte el coche fuera subastado y el dinero obtenido se dedicara a obras benéficas, y eso es lo que harán sus herederos.

Otro de los 275 NART está en la colección de John Shirley, ex presidente de Microsoft.

El coche de las estrellas

Al calor de esta poderosa demanda las tres grandes casas de subastas especializadas en automóviles acudieron a Monterrey: Gooding & Co., RM Auctions y Bonhams.

La alta valoración del 275 NART estaba prevista, pero hubo resultados más sorprendentes como los 6,4 millones pagados por un McLaren F1 de 1997. Cuando se vendía costaba 100 millones de pesetas, y hasta ahora su cotización rondaba los 2,5 millones de euros. Sólo se fabricaron 64 unidades de calle, y es difícil encontrarlos porque sus propietarios no suelen tener necesidad de venderlos. Ejemplos de ellos son Rowan Atkinson (Mr. Bean), Ralph Lauren o Jay Leno, estrella de la TV en EE UU.

RM vendió 29 lotes por más de un millón de dólares cada uno

La locura compradora se percibió también en coches pequeños y simpáticos como el Fiat 600 Jolly fabricado por Ghia en 1959 (una versión playera sin puertas) vendido por unos disparatados 109.000 euros.

Porsche es otra de las marcas que vuelve locos a los coleccionistas americanos. El más famoso de ellos es el humorista y actor Jerry Seinfeld, muy popular por la serie homónima, quien guarda decenas de modelos de la marca alemana en un hangar.

En la subasta de Gooding & Co., un Porsche 904 Carrera GTS de 1964 alcanzó 1,2 millones de euros, y un raro 356 1.500 GS Carrera Speedster, 1,09 millones. Por un 911 Carrera 3.0 RSR se pagaron 547.000 euros, y por un 2.7 RS cola de pato, 350.000. El más moderno entre los subastados fue un 993 GT2 de 1996, cuya cotización se ha disparado y alcanzó 373.000 euros.

No obstante, el Porsche más cotizado, y con gran diferencia, es el 917 de competición de 1970, y los expertos creen que es uno de los claros candidatos a multiplicar su valor en los próximos años.

Los valores seguros siguen siendo los Ferrari de los años cincuenta y sesenta, sobre todo si son de competición. Curiosamente, un 400 Superamerica Coupé Speciale de 1959 que perteneció a Giovanni Agnelli, célebre playboy de los sesenta y patrón de Fiat, no encontró nuevo dueño.

Probablemente fue a causa de su extraño diseño de inspiración americana, con una gran parrilla rectangular frontal y parabrisas panorámico. Esperaban venderlo por unos cuatro millones. Tras usarlo algún tiempo, el magnate italiano se lo regaló a Anita Ekberg, la protagonista de la película La dolce vita.

Por un 365 California Spider de 1967 (sólo 14 unidades fabricadas) se pagaron 2,1 millones de euros. También hubo récord para el F40; un LM de 1990, ex de la Ecurie Pozzi (Charles Pozzi, el importador francés) se vendió por 1,58 millones de euros.

Otro aficionado se llevó a casa un monoplaza Ferrari F1 de 2002 por 1,66 millones de euros. Para incondicionales como él, Ferrari dispone del servicio F1 Clienti, que ofrece mantenimiento de los coches e incluso transporte hasta los circuitos.

Con el dinero necesario, cualquiera puede jugar a ser Fernando Alonso.

El W196 con Fangio en Nurburgring, en 1954.
El W196 con Fangio en Nurburgring, en 1954.

El Mercedes W196 de Fangio, el F1 más valioso

El pasado mes de julio un monoplaza Mercedes-Benz W196R fue subastado por 22,7 millones de euros. El coche, con número de chasis 00006/54, fue el bólido con el que el Juan Manuel Fangio ganó en el Gran Premio de Alemania y en el Gran Premio de Suiza de 1954.

Lleva un motor de 2,5 litros y ocho cilindros en línea, y se convierte así en el monoplaza de F1 más caro hasta la fecha. Su valor se ve potenciado por haber sido conducido por el pentacampeón mundial argentino, un genio al volante y un caballero, querido y admirado por los que le conocieron.

Además, fuentes bien informadas aseguran que el comprador es un español que ha adquirido el monoplaza a través de una sociedad en el extranjero.

Uno de los mejores gadgets del agente 007.
Uno de los mejores gadgets del agente 007.

730.000 euros por el Lotus de 007

El 28 de junio, la casa de subastas RM enviaba un comunicado fechado en Londres “at a top secret location” (desde un lugar alto secreto) para anunciar que subastarían el Lotus Esprit submarino que condujo Roger Moore en la película de James Bond 007 La espía que me amó.

No es una maqueta sino que se trata de un modelo que realmente es capaz de desplazarse bajo el agua, ya que fue desarrollado por la firma Perry Oceanographic, con sede en Riviera Beach, Florida.

Cuentan que en su momento costó unos 100.000 dólares, aproximadamente medio millón de euros de hoy en día. Las escenas submarinas, recordadas por millones de fans, fueron rodadas en las Bahamas, con un navy seal (soldado de élite de la Marina) retirado a los mandos.

Hay que tener mucho dinero para gastar un millón en un coche, pero mucho más para gastar 730.000 euros (este fue el precio que alcanzó el 9 de septiembre) en este disparatado juguete submarino.

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