La economista prudente
Con un contundente currículum como carta de presentación, Janet Yellen fue la candidata mejor posicionada para sustituir a Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal. Ahora vuelve a primera línea de fuergo, reclamada por Biden para ocuparse de la todopoderosa Secretaría del Tesoro
Este es el perfil que Cinco Días publicó en 2013 de Janet Yellen para dar cuenta de que sería la sustituta de Ben Bernanke al frente de de la Reserva Federal, durante el segundo mandato de Barack Obama. Yellen vuelve ahora a primera línea de fuego, una vez concluya la administración Trump, para liderar el equipo economico del presidente electo Joe Biden.
La política estadounidense se divide en demócratas y republicanos, pero también en hawks (halcones) y doves (palomas). En el primer grupo se encuentran aquellos dirigentes que se suelen posicionar a favor de medidas drásticas, mientras que en el segundo se sitúan los que prefieren actuar de forma más reflexiva y flexible. La clasificación tiene su propia versión en el seno de la Reserva Federal de Estados Unidos, donde aquellos que están a favor de controlar la inflación y de acabar con el estímulo económico constituyen el grupo de los hawks, y los que defienden estas medidas y el fomento del empleo se enmarcan en el de los doves. Como no podía ser de otra manera, estas diferencias se han colado en el debate sobre la sucesión del presidente de la institución, Ben Bernanke, cuyo mandato finaliza en enero de 2014.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, todavía no ha anunciado a quién propondrá como sustituto, pero son muchos los que se aventuran a apostar por Janet Yellen (Brooklyn, Nueva York, 1946). La actual vicepresidenta de la Fed, considerada clara defensora de las políticas dovish, conoce perfectamente este organismo, con el que ha estado relacinada desde hace casi veinte años.
Su especial preocupación por el empleo ha convencido a muchos de que es la candidata ideal para el puesto
Yellen, de origen judío, destacó desde niña por su inteligencia al cosechar muy buenos resultados académicos durante su infancia y juventud. Se licenció en Ciencias Económicas en la Universidad de Brown, con los mayores honores y unos años después se doctoró en la Universidad de Yale. Todo apuntaba a que su futuro profesional sería brillante, pero por aquel entonces no imaginaba que podría convertirse en la primera mujer en presidir una de las instituciones más relevantes a nivel mundial.
Comenzó su carrera como docente, primero como profesora asistente en la prestigiosa Universidad de Harvard y después en la Universidad de Berkeley (California), donde sigue siendo profesora emérita. Sin embargo, abandonó esta actividad en 1994 para incorporarse a la Reserva Federal, concretamente a la Junta de Gobernadores. Tres años más tarde pasó a presidir el Consejo de Asesores Económicos de la Fed nombrada por el entonces presidente del país, Bill Clinton. (Yellen es afín al partido demócrata, aunque siempre ha defendido que el banco central y su trabajo allí son apolíticos.)
En 2004, esta economista asumió el cargo de presidenta y gobernadora del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, que desempeñó hasta 2010. Desde entonces es la mano derecha de Ben Bernanke y, ahora, su posible sucesora.
Su candidatura ha sido respaldada por varios senadores demócratas –algunos de ellos enviaron una carta a Obama para posicionarse a favor de Yellen– y también acumula editoriales y artículos de opinión a su favor en los principales diarios –como el The New York Times, el The Washington Post y la publicación The Economist–. Su predisposición a mantener las medidas de estímulo también convence a Wall Street. Además, la retirada esta misma semana de su principal rival en la carrera por la presidencia, el exsecretario del Tesoro estadounidense Lawrence Summers, ha convertido definitivamente a Yellen en la aspirante mejor posicionada.
Su especial preocupación por el empleo, uno de los ámbitos que ha tratado en su labor investigadora, también ha convencido a muchos de que es la candidata ideal para el puesto dada la coyuntura económica en la que se encuentra Estados Unidos.
Uno de los pocos obstáculos que parecen apartarla del cargo es su edad (67 años), y es que todo apunta a que si Obama no la elige, Yellen optará por jubilarse.
Pondría así fin a una larga relación con el banco central, al que ha dedicado tantos años de su vida. Su vínculo con la institución trasciende incluso al plano personal, ya que allí conoció a su marido, el premio Nobel de Economía y profesor universitario George Akerlof.
Juntos han llevado a cabo diversos estudios, por lo que resulta difícil imaginar una charla o discusión en la casa de los Akerlof-Yellen sin cifras de por medio. Además, los profesores tienen un hijo, Robert, que también estudió Economía y se dedica a la docencia.
En una entrevista concedida poco después de incorporarse a la Fed, Yellen aseguraba que, además de debatir sobre sus intereses comunes, a esta unida familia le apasiona realizar viajes a lugares exóticos, así como degustar cocina étnica.
Su ascenso en el banco central la ha ido alejando de las actividades más comunes, pero por aquel entonces la economista expresaba su afición por comer en la cafetería de su lugar de trabajo, un sitio que ella calificaba de ideal para conocer la opinión de la población.
Los detalles son algo importante para Janet Yellen, sobre todo en su profesión. Y es que ha afirmado en alguna ocasión que no le gusta quedarse en la superficie de las cosas sino indagar y conocer los pormenores antes de tomar una decisión –como buena dove–.
Su amplio currículum, su experiencia y su prudente actitud podrían catapultarla hasta un puesto que le permitiría romper el llamado techo de cristal, ese tope que parece impedir a las mujeres ocupar cargos de gran relevancia. Yellen no solo lo traspasaría, sino que se convertiría en la mujer con más reponsabilidad del mundo.
Que esto se produzca, depende de una decisión que Obama no podrá demorar en exceso.