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Columna
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El precio de la vergüenza

La primera regla en la banca, incluso antes que conocer al cliente, es no sacar de quicio al regulador. JPMorgan está ilustrando de forma útil la importancia de esta afirmación al estar pagando de más por avergonzar a los numerosos organismos encargados de supervisar al mayor banco de por activos de Estados Unidos. Pese a que las muchas multas que la firma está pagando no implican que esto le cueste el puesto a su consejero delegado, Jamie Dimon, son una lección útil sobre la importancia de la gestión de la arrogancia.

Los 700 millones de dólares que JPMorgan puede devolver esta semana a los reguladores por el caso de la “ballena de Londres” son la guinda rancia del pastel que Dimon ha preparado con la harina y el azúcar de sus accionistas –tras reprender a sus supervisores durante años y luego hacerles parecer estúpidos. Una serie de malas apuestas en valores ilíquidos realizadas por operadores del grupo dieron un mordisco de 6.000 millones a los ingresos de JPMorgan del año pasado.

Los bancos rivales se soprendían cada trimestre con la capacidad de JPMorgan para exprimir un extra de mil millones de dólares de lo que eran, supuestamente, valores líquidos de bajo riesgo. Que los examinadores bancarios atrincherados en las oficinas de JPMorgan no se dieran cuenta de ello fue desconcertante.

Las multas que JP Morgan está pagando son una lección sobre la importancia de la gestión de la arrogancia

Así que tan pronto como JPMorgan resbaló, y expuso sus puntos débiles como gestor de riesgos, no fue una sorpresa que muchos reguladores heridos se pusieran en pie de guerra. Con el acuerdo actual, y otros 2.500 millones de dólares que JPMorgan podría añadir a sus reservas legales hacia diciembre, el banco habrá dejado a un lado unos 21.000 millones en los últimos cuatro años.

Incluso Bank of America ha acumulado solo 15.000 millones en reservas para litigios desde 2010. En igualdad de condiciones, JPMorgan habría tenido un beneficio adicional del 21% en sus resultados entre los años 2010 y 2012, y habría aumentado la rentabilidad sobre sus acciones en 2012 hasta el 13,5% desde el 11%.

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