La brújula para no perderse
La grave situación laboral empuja a muchos trabajadores a buscar empleo en otros países. Para ayudar en este trance existen iniciativas que forman y preparan a los candidatos
Me quiero ir a trabajar al extranjero, pero ¿por dónde empiezo? ¿Cómo gestiono una entrevista? ¿Con mi nivel de inglés será suficiente?”.
Son preguntas que, a buen seguro, se han hecho aquellos que han abandonado nuestro país por culpa de la crisis. Dudas y miedo seguido de incertidumbre, sentimientos normales a la hora de partir y, por desgracia, demasiado repetidos en estos días. Pero el paro en España no es mejor opción y empuja, aunque sea a la fuerza, a tirarse a la piscina en un mercado laboral desconocido.
Cada carrera tiene su destino, eso es al menos lo que dicen las estadísticas. La consultora Randstad Professionals ha realizado un análisis de la demanda laboral en 30 países. Los resultados concluyen que Alemania, Reino Unido, Colombia y Chile son los lugares que presentan una mayor demanda de perfiles cualificados procedentes de España.
Además, los trabajos más requeridos por las empresas internacionales son ingenieros, principalmente del ámbito de la construcción; mecánicos y especialistas en electrónica, así como médicos, enfermeros, expertos en finanzas y profesionales especializados en tecnologías de la información, ventas y marketing. Un amplio abanico que abre una ventana al asfixiante paro español.
La plataforma Eurojoves favorece la movilidad laboral en el extranjero
Miguel Mercado, director de professionals regional de Randstad, explica que “lo primero es analizar dónde podremos trabajar”. Para él, “la elección de destino es la clave”. Además, recomienda “dejarse guiar por los expertos en selección, que son los que mejor pueden orientar”. El director también distingue “entre países de acceso y burocracia sencilla, como los comprendidos dentro de la Unión Europea, y otros cuyos visados y papeleo pueden demorar la incorporación, como es Brasil”, algo a tener en cuenta.
Las cifras hablan de la constante salida de españoles; sin embargo, los expertos aseguran que no todo el mundo marcha con las capacidades y competencias necesarias para desarrollar su carrera profesional en el exterior. De hecho, no son pocos aquellos que deben volver por no haber logrado su objetivo, y más cuando no se lleva un contrato de trabajo desde casa, una práctica tan usual como arriesgada.
Como todo es aprender, algunas iniciativas de reciente creación ponen el acento en guiar al estudiante hacia un prometedor futuro fuera de nuestras fronteras, más allá del simple dominio de idiomas (imprescindible también). Es el caso de Global Talent Group, una propuesta que facilita el acceso a los profesionales más jóvenes a mercados laborales extranjeros como en China, en Shanghái, Pekín y Harbin.
“Paradójicamente, lo que realmente necesitan los graduados hoy día es la oportunidad de desarrollar un trabajo real en una empresa real y de una manera tutelada”, explica Carmen Guzmán, directora de la iniciativa. Misión imposible en un país con más de un 50% de paro juvenil.
Alemania, Reino Unido, Colombia y Chile son los países que demandan más perfiles cualificados procedentes de España
Guzmán, junto a Adelaida Careaga, son las fundadoras y pretenden “ayudar a familiarizarse con las tareas y responsabilidades en una empresa de verdad, pero lejos de casa”. Para ello han creado el International Talent Program, un curso de posgrado con estancia en delegaciones extranjeras de empresas asociadas al programa. La duración es variable y fomenta el desarrollo profesional y personal en otro país.
Pero, antes de graduarse, los alumnos de los últimos cursos universitarios pueden recurrir a la plataforma Alumni Global Search. Allí se ofrece la formación complementaria para salir al mercado laboral, especialmente en un entorno internacional. Talleres de comunicación en público, clases de negociación, seminarios con grandes empresas e iniciativas en grupo enseñan habilidades para trabajar y destacar por encima de los demás. El estudiante podrá adquirir unas competencias más allá de los libros.
Somos Europa
Los centros educativos parecen haber asumido también su parte de responsabilidad y empiezan a actuar como guías y ayuda en la difícil tarea de encontrar un trabajo fuera. Este es el caso de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y el Centro de Estudios Financieros (CEF), que trabajan y ofrecen empleo a sus alumnos a través de una de las propuestas más interesantes a nivel europeo: Eurojoves, una plataforma externa que favorece la movilidad laboral.
A Francia con la bata blanca
A grandes males, grandes remedios. Enfermeras Oui es una escuela creada por una profesional de la salud de origen francés. En ella se facilita el acceso al mercado galo a trabajadores del sector salud con pocas perspectivas laborales.
La creciente necesidad de personal sanitario en otros países como Francia se ha convertido en la salvación para nuestros profesionales. Gracias a esta iniciativa, los candidatos pueden enfocar su currículo, aprender el idioma, gestionar entrevistas y, sobre todo, “eliminar las barreras y los miedos que surgen al dar ese paso”, explican desde la empresa.
Enfermeras Oui también pretende ayudar a salvar las diferencias que se dan en el ejercicio de la profesión en ambos países.
Rogelio Pérez-Bustamante es el creador de la iniciativa. Además es catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y titular de la Cátedra Jean Monnet en Historia de la Unión Europea. Con una dilatadísima trayectoria en el ámbito universitario, afirma que “el tema del paro juvenil español le horroriza”.
Ha puesto recientemente en marcha –en colaboración con estudiantes– la plataforma Eurojoves. Gracias a ella se tiene acceso de forma ordenada a la enorme base de datos de Eures (https://ec.europa.eu/eures), el portal de empleo de la UE, que actualmente oferta cerca de 1.200.000 puestos de trabajo en 32 países.
“Es necesario que nuestros jóvenes conozcan Eures. Tenemos derechos como ciudadanos europeos que parece que estamos olvidando”, defiende el catedrático. Mientras en España el paro juvenil es devastador, en otros países como Holanda o Alemania no supera el 10%. “Hay que abandonar la idea errónea de que trabajar en Europa es irse fuera. La UE es nuestra casa, y la movilidad laboral debería ser un hecho”, afirma.
En Eurojoves seleccionan ofertas, filtran y aportan recursos para la movilidad laboral en el espacio común europeo. “La UE ha puesto en marcha la llamada Garantía Juvenil, que asegura el empleo de los jóvenes. Nosotros ayudamos a difundir este compromiso”, añade Pérez-Bustamante. Cuando un estudiante pide ayuda a esta plataforma, obtendrá los mejores recursos para poder acceder a un puesto de trabajo en Europa y encontrará información relativa a documentos, sanidad, currículo, derechos o movilidad. Además ofrecen sus servicios para colaborar con las universidades.
Arturo de las Heras, director general del CEF, explica que “decidimos adherirnos a esta iniciativa por demanda de nuestros alumnos. Los estudiantes son conscientes de la necesidad de salir al extranjero para desarrollar una carrera laboral”. Asimismo, desde el centro destacan también la utilidad de contar con el asesoramiento de la red Eures, un organismo oficial y de prestigio.
Motivación constante
Las universidades privadas son también conscientes de la nueva realidad. Por ello refuerzan programas y ponen en marcha talleres y herramientas que favorezcan el empleo internacional. En la Universidad Antonio de Nebrija (Madrid) “exigimos un mínimo de conocimientos de un idioma, pero también nos aseguramos de que todos los estudiantes salgan con el mismo nivel”, comenta Juan Antonio Escarabajal, director general de desarrollo universitario. Este es el primer paso, pero no el único.
“A lo largo del curso animamos a nuestros estudiantes a que pasen mínimo un año en el extranjero”, añade el director. Por el momento han conseguido que entre el 60% y el 70% de alumnos lo haga. A través de charlas y gracias a la ayuda del departamento internacional, los alumnos eligen destino, “siempre guiados para que tomen la mejor decisión”, apunta Escarabajal.
“Cuando el alumno ya está fuera, el departamento internacional se encarga de realizar un seguimiento, pero sin sobreprotegerle”, matiza. Y la tarea continúa: “Posteriormente realizamos todos los esfuerzos posibles para gestionar prácticas a los alumnos en ese país. Buscamos empresas y les orientamos ya en materia laboral”. De esta forma se adquieren tres puntos fuertes para desarrollar una prometedora carrera en otro país a través de idiomas, formación y experiencia laboral.
Si en algún sitio son conscientes de las necesidades laborales de los jóvenes es en los centros de orientación profesional de las universidades públicas españolas. Desmotivación y pocas ganas de terminar la carrera son una constante, y en ellas se trabaja para mejorar esta situación y no dejarse llevar por los malos augurios.
La pública diferencia
Desde hace varios cursos, la Universidad Carlos III de Madrid fomenta y apoya el Programa Internacional de Prácticas. “Queremos promover la proactividad de nuestros alumnos en esta difícil situación”, explica Luis Jiménez, director del servicio de orientación profesional y personal de la universidad. Aunque sea en el extranjero, las prácticas siguen siendo el primer escalón laboral a salvar.
A través de charlas de orientación, de talleres de coaching o de promoción del currículo en cada país, los alumnos encuentran respuestas a sus dudas antes de partir. “Para los orientadores de la universidad, esta situación supone un gran esfuerzo y debemos dar la talla”, añade Jiménez. Cada curso, el número de alumnos que reclaman ayuda y apoyo para empezar su trayectoria laboral en el extranjero aumenta considerablemente, y parece que este año continuará la tendencia.
Sin noticias del Inem
Alberto Billi tiene 31 años, es arquitecto con un potencial brillante y busca empleo en el extranjero. Habla italiano e inglés y está mejorando en francés. Desde que terminó sus estudios, ha trabajado de manera puntual elaborando proyectos y dirigiendo pequeñas obras y reformas. Pero ahora, nada de nada. “Los arquitectos nos vemos en una época en la que nuestros servicios de poco sirven en nuestro país”, afirma.
Por ello está buscando trabajo en Suiza, un país con una tasa mínima de desempleo (en torno al 3%) y receptor de muchos trabajadores españoles que, como Billi, deben llegar con un contrato bajo el brazo para obtener el permiso de residencia.
Su fuente de información para la búsqueda de empleo en Suiza “son amigos, colegas de la facultad, familiares y, por supuesto, Internet”. Ha estado desorientado, pero asegura que agradece “cualquier persona o medio que me brinde algo de ayuda sobre cómo enfocar mi vida profesional”, aunque de momento ni su universidad ni servicios públicos como el SEPE (el antiguo Inem) le orientan a ello. “Para mí las instituciones no existen. El asesoramiento viene de otros trabajadores que viven en el extranjero”, añade.
No tiene miedo. “Tras tantos años de estudio, con pasión por la arquitectura y la necesidad de poder desarrollarme profesionalmente, sinceramente, iría a cualquier lugar con tal de poder ejercer”, cuenta. Para su aventura ayuda la afición que siente por viajar, y cree que su vida fuera de España “me enriquecerá de forma profesional”. A la pregunta “¿Tienes un plan B?” responde decidido: “Tengo tantos planes como países hay en el mundo”.