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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El largo ajuste de la vivienda debe acelerar

El precio de la vivienda ha bajado menos de un punto el segundo trimestre del año en relación al trimestre anterior, según los datos del INE. Esta rebaja, cuantificada en el 0,8%, es el retroceso más moderado desde el cuarto trimestre de 2010 e indica que el precio de la vivienda suaviza su caída tras el recorte del 6,6% registrando entre enero y marzo, lo que supuso el mayor descenso desde que en 2007 el INE comenzó a elaborar este índice. En términos interanuales, el ajuste sigue la misma pauta, pero más moderada: bajó un 12%, frente al descenso interanual del 14,3% experimentado el primer trimestre.

Con estos datos sobre la mesa, ya son 21 los trimestres consecutivos con tasas interanuales negativas en el precio de las casas. Un proceso iniciado en aquel ya lejano segundo trimestre de 2008, cuando, al contrario de lo que muchos expertos habían pronosticado, el precio de los pisos podía caer en España. Desde entonces, la tendencia no se ha revertido. Y este es precisamente uno de los principales problemas del ajuste del sector, su lentitud. Una parsimonia que, a tenor de lo que ahora aseguran los expertos, se va a prolongar en el tiempo. Aunque apuntan factores que pueden frenar la caída de los precios: una vuelta importante del crédito hipotecario o un “aumento notorio” de la creación de empleo, son casos lejos del horizonte más inmediato. De modo que las caídas seguirán porque todavía hay stocks elevados en muchas zonas presionando a la baja. Cierto es que en ciertas zonas el nivel alcanzado a lo largo de esta época de crisis se moverá menos, porque las operaciones al contado en buenas localizaciones ya se está cerrando.

Bajar el precio, como hemos reiterado insistentemente desde estas páginas, es la vía para dar salida al abultado stock de viviendas en un contexto como el actual, de sequía de crédito y ausencia de ayudas a la compra. Y en esa línea se está orientando, directa o indirectamente, la estrategia de muchos bancos, a los que la crisis ha convertido en las grandes inmobiliarias de España. Sin embargo, y a pesar de una bajada de precios que desde el principio de la crisis se aproxima al 40%, lo cierto es que aún siguen lejos del poder adquisitivo medio de las familias españolas. Así lo prueban las estadísticas que comparan estos con los años de renta necesarios para hacer frente al pago de la casa.

Además, existe nuevo un fenómeno en el mercado que se ha añadido a las dificultades del sector: hay quien está dispuesto a aprovechar la bajada de los precios para mejorar de vivienda y quiere comprar, pero para ello necesita vender antes su actual casa. Y este puede ser otro aspecto que presione a la baja el precio, tanto de la usada como de la vivienda nueva. Aunque también se está detectando en muchos particulares una notable resistencia a bajar precios, lo cierto es que los tiempos de vender caro y comprar barato tal vez ya hayan pasado para siempre.

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