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Empresas Vintage

Mini, el pequeño gran coche que nunca envejece

John Lennon compró un Mini en 1964, aunque todavía no tenía permiso de conducir En 1961 apareció el mítico modelo del pequeño coche de factura británica: el Cooper

El Mini nació en 1959.
El Mini nació en 1959.

Resulta irónico que una de las mayores aportaciones británicas al mundo del automovilismo bien podría llamarse Volkswagen. No por su procedencia, sino por motivos etimológicos. Y es que Mini captura la esencia del nombre de la marca alemana, que significa literalmente el coche del pueblo. El pequeño utilitario se diseñó desde un principio como un vehículo para cualquier ciudadano, que resultase barato, fuese cómodo y muy manejable. El mismo concepto de base que en el caso del Seat 600, pero con unos resultados notablemente diferentes.

Mini es hoy todo un icono. Los modelos más antiguos, customizados o no, son piezas buscadísimas en el mercado de segunda mano. Y la reedición de la marca, que en 2001 decidió sacar a la venta una línea de vehículos basados en el famoso automóvil de los años cincuenta, está siendo todo un éxito, tal y como acreditan los siete modelos que tiene actualmente en venta la firma (propiedad ahora de BMW).

Punto de partida: la austeridad

El origen de uno de los modelos de coche más conocidos de la historia descansa en la guerra del canal de Suez. Corría el año 1956 y la reducción de las importaciones de petróleo convenció a los directivos de la British Motor Corporation (BMC) de que tenían que apostar por un coche que se adaptase a los nuevos tiempos.

Dimensiones exteriores muy contenidas, comportamiento confortable pero a la vez deportivo y motores de bajo consumo: esos fueron los requisitos incluidos en el pliego de condiciones cuando BMC decidió buscar ideas para desarrollar un coche pequeño y económico para el gran público.

El ganador del concurso fue el ingeniero británico Alec Issigonis, autor de los dos modelos presentados en agosto de 1959 que marcarían un antes y un después: el Morris Mini-Minor y el Austin Seven, que solo se diferenciaban en la parrilla delantera, el tapacubos y los colores de la carrocería.

Con 3,05 metros de longitud, ideal para aparcar en los congestionados centros urbanos, y un precio asequible (496 libras, unos 590 euros al cambio actual), el Mini fue un éxito desde el primer momento. Un motor de cuatro cilindros (34 caballos) montado en la parte delantera de forma transversal le aportaba al coche una más que suficiente potencia. Y los 195 litros de su maletero contribuían a otro de los logros del Mini: el 80% del volumen que ocupaba era aprovechable para los pasajeros y su equipaje.

Cronología

1959. El consorcio británico compuesto por Morris y Austin lanza un doble modelo (eran prácticamente idénticos) llamado Mini. Se buscaba comercializar un utilitario económico para el gran público.

1961. Aparece en los concesionarios el Mini Cooper, la versión más deportiva del coche.

1963. Rauno Aaltonen se impone en el rally de Montecarlo a los mandos de un Mini Cooper S. Se inicia así un idilio de la marca con esta competición, que dominaría durante toda la década de los sesenta.

1980. Mini reduce la gama de modelos a la venta, dejándose de fabricar el Clubman, el Estate y el Van.

1990. Los fabricantes de Mini, por aquel entonces Rover Group, deciden volver a producir el Cooper, esta vez equipado con un motor de 1.300 centímetros cúbicos. Un año después sacarían una versión descapotable.

2000. Este año se produce el último classic Mini, modelo del que se hicieron más de 5,3 millones de unidades.

2001. Integrado ahora en el grupo BMW, hace su aparición en los concesionarios el nuevo Mini, una reinterpretación moderna del concepto original. Fue un éxito de ventas.

2004. Igual que sucediera en los años sesenta, la firma saca nuevas versiones del Mini. Hoy se venden siete.

No tardaron en aparecer nuevas versiones del coche. En 1960 al Mini Classic se le sumó el Mini Van. Y sobre la base de esta furgoneta sin ventanas en la parte posterior y con dos puertas en el maletero se desarrolló más tarde una versión familiar, en Countryman.

Cooper, el espíritu deportivo

En 1961 apareció el que quizá sea el modelo más mítico del pequeño coche de factura británica: el Cooper. John Cooper, fabricante de coches deportivos e íntimo amigo de Issigonis, ya había detectado el potencial deportivo del Mini cuando vio los primeros prototipos. Contando con la aprobación de la dirección del consorcio, desarrolló una pequeña serie de mil Mini Cooper, equipados con un motor modificado de 1.000 centímetros cúbicos y 55 caballos de potencia.

El público reaccionó eufórico. Los clientes exigieron incluso más potencia, por lo que Issigonis y Cooper ampliaron la cilindrada del motor a 1.071 centímetros cúbicos, lo que permitió desarrollar 70 caballos.

El Mini Cooper S iniciaba así una trayectoria que trascendería las carreteras públicas. El primer puesto que ocupó el finlandés Rauno Aaltonen en su categoría en el rally de Montecarlo de 1963 se repitió en 1964, 1965 y 1967. El propio Niki Lauda, toda una leyenda de la Fórmula 1, obtuvo en 1968 sus primeras victorias antes de saltar a la categoría reina del motor a los mandos de un Mini Classic en una carrera de montaña.

Hasta la reina de Inglaterra

El classic Mini muy pronto adquirió la fama de ser un automóvil para cualquier clase social, todo un hito en una sociedad tan compartimentada en ese sentido como la británica. Aunque la idea de fondo fue siempre que Mini fuese el coche del pueblo, Issigonis también se interesó en popularizar su diseño entre los más pudientes.

La oportunidad soñada le vino de la mano de Lord Snowdon, amigo de Alec Issigonis. Fue este personaje quien introdujo el Mini entre la alta sociedad londinense. Siendo uno de los primeros compradores del pequeño coche, le gustaba moverse rápidamente por las calles de la capital, entusiasmado por sus pequeñas dimensiones y por su excepcional estabilidad.

El también esposo de la princesa Margarita (hermana de la reina Isabel de Inglaterra) hizo valer sus influencias para que Alec Issigonis recibiera la oportunidad en 1960 de presentar el Mini a su cuñada, la reina Elizabeth.

En el transcurso de los siguientes años, el classic Mini logró transformarse con éxito en el coche de moda, especialmente en la isla británica. Artistas, modistos, empresarios... todos querían aparecer en público con uno. Estrellas del pop y del rock como los Beatles, Eric Clapton, The Who y David Bowie declararon públicamente que eran fanáticos del Mini.

Las leyendas y anécdotas en torno al Mini y su papel como medio de transporte de las estrellas siguen siendo fascinantes hasta el día de hoy. John Lennon compró un Mini en el año 1964, aunque todavía no tenía permiso de conducir. Su compañero George Harrison le prestó su Mini a Eric Clapton en 1967, que tardó tres años en devolvérselo.

Y de Spencer Davis, líder de The Spencer Davis Group, se dice que compuso la melodía de su mayor éxito a los mandos de un Mini, viajando casi sin gasolina por la lluviosa campiña de Escocia. La aguja del indicador del depósito de su Mini estaba casi en cero y lo único que él pensaba era Keep on running!

Coqueteo con el cine

Los Mini no tardaron en traducir su gran popularidad en innumerables apariciones en películas de cine. Quizá se estrenara con Blow Up, el clásico de 1966 dirigido por Michelangelo Antonini. Tres años después, Michael Caine y sus secuaces llevaron a cabo uno de los robos más pintorescos de la historia del cine en The Italian Job, en el que los ladrones se aprovechaban de las pequeñas dimensiones de los Mini para acometer un rocambolesco hurto y desembarazarse de sus perseguidores transitando a gran velocidad entre las estrechas callejuelas y escalinatas de Turín (e incluso llegaban a ocultar los coches dentro de un autobús durante la huida).

Y 34 años después, Charlize Theron y Mark Whalberg lideraron el reparto del remake de la película, en la que esta vez se emplearon los nuevos modelos de Mini Cooper S, que recorrieron Los Ángeles en vez de la ciudad italiana.

No han faltado tampoco las apariciones del automóvil británico por excelencia en la pequeña pantalla. El cómico Rowan Atkinson, más conocido por encarnar a Mr. Bean, conducía un Mini de color amarillo algo destartalado.

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