Frío o caliente, Cacaolat une con su sabor a generaciones
Fue el primer batido de chocolate en ser producido industrialmente Guarda un parecido con Coca-Cola (además del tipográfico): su fórmula es secreta
En verano se toma bien frío, casi helado. Y en invierno, caliente. Su sabor, siendo exactamente el mismo producto, ofrece distintos matices en función de la temperatura a la que se ingiere. Y ha convencido a cuatro generaciones de consumidores (especialmente a los niños, sus grandes valedores). Guarda además un parecido con Coca-Cola, más allá de las similitudes en la tipografía empleada en su marca: su fórmula se guarda con celo, y ha permanecido inalterada a lo largo de los años.
Cacaolat es desde hace décadas (ocho, para ser exactos) el más conocido de los batidos de chocolate. Fue, de hecho, la primera compañía del mundo en producir industrialmente este tipo de bebida, a base de leche y cacao.
Corría el año 1933 cuando la famosa botella de cristal de etiqueta amarilla vio la luz por primera vez. Dos años antes, Marc Viader Bas, estudiaba la manera de aprovechar los excedentes lácteos de Letona, una de las distribuidoras de leche más importantes de Cataluña. La idea surgió casi de casualidad: Viader y su hijo, Joan, viajaron a Budapest para asistir a una Feria Internacional, y uno de los comisarios les invitó a la boda de su hija. Fue allí donde les sirvieron, justo antes de medianoche, una refrescante bebida a base de leche, cacao y azúcar.
El brebaje causó gran impresión en el joven Joan Viader. Por aquel entonces no se conocía nada igual en la península Ibérica, así que Viader decidió producir industrialmente una bebida parecida a la que le habían servido aquella noche.
Cronología
1931. Marc Viader viaja con su hijo Joan a Budapest para asistir a una feria alimentaria. Traban amistad con un comisario, que les invita a la boda de su hija. Y es durante esa velada, de manera fortuita, cuando a los empresarios catalanes les sirven un refresco típico a base de leche y cacao. Se les ocurre producirla en la península Ibérica, donde este tipo de bebida es completamente desconocida.
1933. Tras probar varias formulaciones y desarrollos, el primer Cacaolat se sirve en una feria barcelonesa. La bebida causa tanto furor que el estand de Granjas Viader, que regalaba vasitos de batido, acaba la jornada cobrando cinco céntimos por vaso.
1955. Tras un largo parón durante la Guerra Civil, Cacaolat vuelve a funcionar y amplía su fábrica, que se traslada unos números en la calle Pujades de Barcelona.
1971. Clesa compra Cacaolat para hacerse fuerte en Levante y Cataluña, mercado en el que Letona tiene una posición predominante.
2012. Cacaolat, hasta ahora en manos del grupo Nueva Rumasa (propiedad de la familia Ruiz-Mateos), es adjudicada a Damm, Cobega (embotelladora de Coca-Cola) y el fondo de capital riesgo Victory Turnaround.
2013. Cacaolat traslada su factoría a Santa Coloma de Gramenet (Barcelona).
Después de varias pruebas, catas y distintas formulaciones, obtuvo la fórmula definitiva para combinar de forma adecuada la leche y el cacao. Consiguió una suspensión del poso estable, apta para la esterilización de la botella y que aprovechaba el suero de la leche que le sobraba a Letona (el lácteo resultante tras extraer la nata).
Cuentan desde la compañía que la presentación en sociedad del producto fue todo un éxito. Se eligió la VI Feria de Muestras de Barcelona de 1933, y según las crónicas de la época, la bebida, que se regalaba en el estand de Granjas Viader, gustó tanto que se pasó a cobrar a cinco céntimos el vasito.
Ese mismo año, y aprovechando la capacidad industrial de Letona, por entonces ya una gran empresa del sector de los lácteos, se empezó a comercializar el batido de cacao. Las ventas se triplicaron en tres años, y la botella de la etiqueta amarilla se consolidó como un producto de referencia en Cataluña, para dar más tarde el salto al resto de la geografía española.
Hoy la empresa pertenece al Grupo Cacaolat, recientemente constituido (2012) por dos gigantes del sector de la bebida: Damm y Cobega (embotelladora de Coca-Cola). Cacaolat, hasta entonces propiedad del grupo Nueva Rumasa (familia Ruiz-Mateos), fue adjudicada en 2012 a la firma cervecera, Cobega y el fondo Victory Turnaround. Anteriormente también había pertenecido a Clesa, que la adquirió en los años setenta.
Cacaolat ha puesto en marcha este verano en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) un nuevo centro productivo, que sustituye al que tenía en la Ciudad Condal (calle Pujades) y en el que se elaboran los productos Cacaolat y Letona.
Coincidiendo con su 80 aniversario, la compañía acaba de presentar una nueva imagen corporativa, que rinde homenaje a la primera botella que tuvo la marca.
Pepi, el niño de Cacaolat
Gran parte del éxito de este producto se basa en que Cacaolat gusta tanto a niños, el target declarado de la empresa, como a mayores (que ya lo tomaron de niños). La compañía siempre ha presentado su batido como un alimento nutritivo, ideal para que los más pequeños que odian la leche se tomen una buena ración de lácteos con cada vaso de Cacaolat.
Ese espíritu quedó ya reflejado en Pepi, el niño que protagoniza el logo de Cacaolat y al que se retrata portando al hombro una botella inmensa de la bebida. El diseño, que data de 1933, es del pintor Joan Gil i Gil. Su idea fue crear un muchacho atlético yendo a la escuela, dotándolo del aspecto saludable que se suponía que adquirirían quienes consumieran Cacaolat. El gran tamaño de la botella pretendía sugerir que las propiedades nutritivas del batido daban fuerza, así como que Cacaolat se podía llevar siempre encima y tomarlo durante todo el año.
Esa idea estuvo presente desde las primeras campañas publicitarias del producto. Tener un refresco apto para verano e invierno le ha dado a la compañía una presencia desestacionalizada clave para su progresión. Y todo apunta a que Cacaolat seguirá en los bares y tiendas durante mucho tiempo.