El diseño como palanca de cambio
El 3 de julio, se publicó el Proyecto de ley de apoyo a los emprendedores y su internacionalización. En su exposición de motivos hace alusión a los 1,9 millones de empresas destruidas entre 2008 y 2012 frente a los 1,7 millones de empresas creadas en España. La edad del emprendedor comprende la franja entre los 15 y 39 años. Para invertir esta situación, es necesario un cambio de mentalidad en el que la sociedad valore más la actividad emprendedora y la asunción de riesgos. La piedra angular para que este cambio tenga lugar es, sin duda, el sistema educativo.
Para saber cómo estamos, también debemos compararnos con el exterior y aunque las cifras son más esperanzadoras en otros países, en la eurozona, respecto a Estados Unidos, es donde hay menor tasa de natalidad empresarial. Sin embargo, nos sorprendió Canadá a través del organismo Statistics Canada con la noticia del dato de tasa de paro, en el mes de marzo, registrando mayor índice en la zona de Nueva Escocia. En su conjunto, Canadá ofreció en el año 2012 una caída de la tasa de paro al 7,1% manteniéndose en junio 2013, frente al 7,3% que los analistas pronosticaban. Así, Canadá quiso ser un ejemplo, y ofreció su ayuda a salir de la crisis a otros países de la eurozona, proponiendo el endurecimiento de las medidas políticas fiscales, incentivando el crecimiento empresarial y las exportaciones.
En España debemos renovar la natalidad empresarial, apoyando sectores diferentes de la construcción apostando por otros nuevos, que sean capaces de aprovechar la inserción de nuestro país en la globalización, sobre la base tecnológica y la descentralización geográfica de la producción, distribución y logística. ¿Qué sector puede ser capaz de encajar en estos parámetros?: la formación universitaria en diseño y, por tanto, la nueva generación de emprendedores del diseño.
El diseño supone una fuente de ventaja competitiva para cualquier país. Así, no sólo existe en sí mismo, sino que refleja lo que sucede en la sociedad. El diseño mejora la calidad de vida, es arte, es creatividad y autoexpresión; se utiliza para marcar las diferencias. El diseño es una buena herramienta para las empresas, los productos destacan gracias al diseño y, además, también se aplica en la comercialización, las comunicaciones, la construcción de la imagen corporativa y la gestión de la marca. El diseño es también una forma exitosa de negocio que se exporta y se importa a nivel mundial.
Es digno de analizar qué estrategias han funcionado con una visión a medio y largo plazo en Canadá. Desde el año 2001, la consciencia del valor del diseño provenía del crecimiento de la industria y, para que ésta floreciese, dependía en cierta medida de invertir en los alumnos y futuros profesionales, por lo que previamente habría que implementar nuevas políticas financieras y económicas orientadas a la industria y a la educación, incentivando a las universidades el desarrollo de programas de formación especializados en diseño, para potenciar la capacidad competitiva que para su país supone la buena gestión de profesionales bien formados con un visión global, para poder ‘vender diseño’ al exterior.
Por consiguiente, a partir del año 2007 se produce un crecimiento constante de la tasa de natalidad empresarial, hasta alcanzar en el año 2011 la cifra de 7.329 empresas de diseño especializado, frente a las cerca de 4.500 del año 2001. No hizo falta crear escenarios de debate sobre qué era y qué no era diseño, dado que las propias políticas gubernamentales establecieron que se aplicase de manera transversal en las principales universidades de Canadá gestionando el conocimiento especializado en diseño en los programas de arquitectura, así como en el de interiores, industrial, moda, teatro y diseño ambiental. Existe una estrecha correlación entre el diseño y las artes visuales, especialmente fotografía, dibujo, película/vídeo y multimedia interactiva en aplicación a la tecnología. Estudiando sus fortalezas y debilidades, han adoptado un enfoque que garantiza su competitividad a través del incentivo al diseño, la educación y la promoción.
En consecuencia, invertir en la educación especializada en diseño es invertir en crecimiento económico desde la universidad como cuna de los nuevos emprendedores, donde la innovación y la gestión de la empresa debe ser una constante desde el inicio con el apoyo fiscal, financiero y de promoción en el exterior, actuando como palanca de cambio en nuestra economía e imagen de España. Spain by Design.
Luis Manuel Tolmos es director de Relaciones institucionales de ESNE