El segway, la manera más intuitiva de andar sin caminar
Pilotamos el revolucionario medio de transporte eléctrico personal que sorprendió al mundo en 2001 El aparato tiene una autonomía de 40 kilómetros y puede alcanzar los 20 km/h
Si quiere avanzar, inclínese hacia delante. Si necesita frenar, hágalo hacia atrás. Y para girar, mueva el manillar hacia el lado correspondiente. Estas son las nociones básicas para pilotar un Segway, el revolucionario medio de transporte eléctrico personal que sorprendió al mundo en 2001. El ingenio, con una autonomía de 40 kilómetros y capaz de alcanzar los 20 km/h, utiliza un sistema de giroscopios desarrollado por la Nasa que logran mantener la base del aparato horizontal en todo momento. A pesar de que solo tenga dos ruedas. Y de que los primeros 20 segundos encima del Segway (o lo que tarde el usuario en entender que si no se mueve no se caerá al suelo) sean un infierno.
Tan mal se pasa en los primeros instantes a bordo del aparato como fácil resulta hacerse luego con su funcionamiento.
Pero tan mal se pasa en los primeros instantes a bordo del aparato como fácil resulta hacerse luego con su funcionamiento, especialmente para quienes hayan esquiado. En el caso del Segway sucede como con las bicicletas: una vez se aprende a manejarlo no se olvida nunca.
Llama la atención también la precisión con que se pueden ejecutar algunos movimientos, completamente impensables en un monopatín o bicicleta. Por ejemplo, un giro de hasta 360 grados sobre el mismo eje. O avanzar unos pocos centímetros. Y, cuando se controla todo lo demás, los desplazamientos hacia atrás.
Contra toda suposición, la versión todoterreno del Segway (modelo x2, dotado de unas ruedas mucho más grandes y de huella más profunda) puede transitar por terrenos aparentemente inaccesibles para el ingenio. Gravilla, pendiente rocosa, incluso subir o bajar pequeños escalones. Perfectamente capaz de llevar de paseo por el campo al usuario. De ahí que su precio sea superior a la versión urbana: el x2 cuesta 8.750 euros con IVA, mientras que su alternativa (i2), 8.265. A tenor de la extrema comodidad del Segway, lo único que explica que las calles no estén llenas de ejemplares es su todavía alto precio.
Fácil. A los pocos segundos de usarlo por primera vez, llevar un Segway es tan fácil como andar.
Sin mandos. El Segway no tiene ni controles en el manillar ni pedales. La inclinación del cuerpo es lo que da instrucciones a los giroscopios.
Golf. Los campos de golf no han tardado en interesarse en el Segway.
Seguridad. El vehículo solo se puede accionar con un mando portátil y personalizado. A pesar de ello, se le puede acoplar una cadena para dejarlo atado cuando no se use.
Urbano. El i2, la versión urbana, es más estrecho que el x2 y pesa menos (47,7 kilos fente a 54,4).
Accesorios. La firma Segway ha desarrollado toda clase de accesorios: desde luces hasta portaequipajes y refuerzos. Aunque para el uso urbano son prescindibles.