Exigir demasiado a las pymes

El nuevo Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) que está previsto abrir en septiembre tiene como primer objetivo habilitar vías para que las pymes puedan obtener financiación aparte de la banca. En resumen, se trata de que las pequeñas y medianas empresas puedan emitir deuda para impulsar sus planes de inversión, desarrollo y crecimiento mediante, por ejemplo, pagarés a 12 meses. Es una buena idea, inspirada por Economía bajo la filosofía de los acuerdos con Bruselas, pero los detalles conocidos para su puesta en práctica despiertan algunas dudas. Primero, el coste que deberán asumir para acceder al nuevo mercado se antoja elevado y más al tratarse de compañías necesitadas precisamente de fondos (hasta 80.000 euros). Con ser imprescindibles, las condiciones sobre calificación y otras, como el importe mínimo de emisión (calculado en unos 20 millones) corren el peligro de pasarse por exceso y, por tanto, convertirse más en un rígido corsé para las empresas que en una garantía para los inversores. Igualmente, que estos deban asumir importantes cantidades deja fuera a los particulares que podrían tener interés inversor. Sería una lástima, pero sobre todo un serio error, lanzar una herramienta para algo tan imprescindible como agilizar la financiación de las pymes sin el tino suficiente como para que sea eficaz.