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Columna
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Los efectos de la red

Nokia se hace la parte de su socio alemán de la empresa conjunta Nokia Siemens Networks por tan solo 1.700 millones de dólares. La compañía finlandesa tiene ahora la plena propiedad de esta reestructurada y rentable empresa de equipos de telecomunicaciones, al tiempo que reduce su dependencia de los teléfonos. La compra podría abrir el camino a un futuro acuerdo.

La transacción es una ganga en comparación con las valoraciones que estimaban los expertos. Presumiblemente, la participación del 50% actual de Nokia en el negocio habría disuadido a los posibles rivales, mientras que su débil posición financiera limitó el posible precio.

Ello pone de relieve las diferencias entre el comprador y el vendedor. Siemens estaba desesperado por salir de un negocio volátil, secundario y con un bajo margen que no controlaba. Para la apurada Nokia, NSN parece previsible, con alto margen y con capacidad de generar efectivo.

Así que el movimiento debería hacer a la compañía más estable y menos dependiente de los teléfonos móviles, donde se está luchando desesperadamente por reinventarse. Hay signos prometedores de crecimiento en su gama de smartphones Lumia basados en Windows. Sin embargo, Apple y Samsung se mantienen por delante. Bernstein reconoce NSN supondrá hasta dos tercios de las ganancias de Nokia 2015.

Poseer NSN al completo es una nueva moneda de cambio. Con el tiempo, Nokia podría vender el negocio con una valoración muy superior. O si el contraataque de los teléfonos se desploma, abandonarlo por completo. Luego, una venta a Microsoft o a Huawei permitiría a Nokia reinventarse como un fabricante puro y administrador de equipos de red. No es el futuro por el que los inversores compraban. Pero al menos es un futuro.

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