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Santiago Rodríguez Llorente, profesor y experto en gestión del crecimiento e innovación

Cinco claves para no perderte con las métricas de tu startup

Santiago Rodríguez Llorente
  • En primer lugar, cuánto tiempo de vida te queda. O lo que es lo mismo, a qué ritmo estás consumiendo los recursos financieros y de tiempo con los que cuentas al arrancar. Se puede medir con un indicador como el “Cash BurnOut” que no es más que dividir el dinero que queda en la caja por el gasto diario, de ese modo sabemos cuantos días nos quedan.

Son tantas las cosas que hacer, tan poco el tiempo y tantas las incógnitas… que, o nos organizamos y seguimos un método de gestión de nuestro esfuerzo emprendedor, o nos dispersaremos dando “barrigazos” de un sitio a otro y perdiendo la oportunidad de validar el camino que estamos siguiendo.

Uno de los primeros ejercicios para enfocar qué tenemos que hacer al lanzar nuestro proyecto emprendedor es el de definir qué queremos conseguir y cómo vamos a medir o validar que estamos avanzando en la dirección correcta.

Para realizar ese ejercicio, te ofrezco cinco claves para no perderte con las métricas de tu Startup.

Sobre el autor.

Trabaja con emprendedores y grandes empresas en proceso de cambio en el desarrollo y aplicación de nuevas metodologías de innovación, emprendizaje y estrategia.

 

Experto en gestión del crecimiento, innovación y dirección de personas, cubriendo todas las áreas del crecimiento: estrategia, marketing, desarrollo de negocio, ventas, soporte a ventas y desarrollo, habiendo puesto en marcha varias iniciativas intraemprendedoras a lo largo de sus más de 15 años de experiencia en compañías tecnológicas y de servicios como Lucent Technologies, Alcatel-Lucent o Laureate International Universities, antes de fundar su propia compañía Adficere, desde donde asesora a emprendedores y grandes compañías en proceso de cambio.

 

Se Doctoró en Ciencias Físicas por la universidad de Valladolid. Tiene un Executive MBA por ESADE. Ha sido miembro del consejo asesor de Esade en Madrid desde 2004 a 2011 y es Colaborador Académico de la institución. Habitualmente imparte talleres y clases en distintas escuelas de negocios y empresas.

  1. Hay dos métricas clave que tienes que tener presente en todo momento
  1. Hay dos métricas clave que tienes que tener presente en todo momento
  • En segundo lugar, y una vez que vamos midiendo el máximo tiempo disponible, definimos una segunda métrica que nos indique el grado de aprendizaje que vamos adquiriendo en cada fase de desarrollo del proyecto. No olvidemos que una Startup es un ejercicio de búsqueda (búsqueda de un problema que merezca la pena ser resuelto, de una solución a dicho problema que cree valor y de una forma de generar ese valor que sea repetible y rentable) y, por tanto, lo segundo más importante que debemos medir es cuánto vamos aprendiendo (o validando nuestras hipótesis iniciales) sobre el problema, la solución o la capacidad de repetir las ventas y la rentabilidad.

2. La segunda clave es que el ejercicio emprendedor es un ejercicio de alta incertidumbre (y no sólo intrínseca por cuanto está por ver la capacidad y voluntad del emprendedor para acometer el proyecto con éxito, sino también extrínseca puesto que no podemos predecir si el mercado querrá la solución que ofrecemos o en qué términos). Lo que sabemos del trabajo en entornos de alta incertidumbre es que la iteración en ciclos temporales cortos es fundamental. Por tanto, trabajemos con iteraciones temporales cortas (una semana, una quincena, un mes) que iremos alargando a medida que ganemos estabilidad y predictibilidad. Por tanto, al comienzo, deberemos ir redefiniendo nuestras métricas más importantes con mucha frecuencia, en cada ciclo.

3. Las métricas derivan de la estrategia. Si no tengo una estrategia o un plan de acción para el siguiente ciclo temporal de poco me va a servir una métrica (de nada sirve una brújula si no sabes a dónde quieres ir). A este respecto, utilizar un “Business ModelCanvas” para describir la estrategia se ha puesto muy de moda, pero no debemos olvidar que el “Canvas” no es accionable, por lo que el siguiente paso para determinar la estrategia es identificar los puntos más críticos de ese “Canvas”, las cosas a conseguir o que pueden fallar y narrar un plan de acción al respecto para el siguiente período. Así nos será más fácil encontrar los puntos relevantes a medir.

4. Más allá de las dos métricas críticas, también es importante ir construyendo un cuadro de mando con sentido, que derive de la estrategia por medio del mapa estratégico. Si las dos métricas principales nos dan el foco requerido, el cuadro de mando nos da la perspectiva. Para ello acudimos a una herramienta de la gestión tradicional, el mapa estratégico para poder revisar la estrategia que hemos narrado desde las cuatro perspectivas fundamentales: La de las personas y el conocimiento de la organización, la de los procesos operativos, la de los clientes y la financiera. Si hacemos ese ejercicio, sabremos identificar no más de ocho indicadores clave y sus relaciones para tener en cuenta en el siguiente ciclo de iteración.

5. Finalmente, debemos diseñar nuestro sistema de medida, nuestras métricas, de modo que sean accionables, accesibles y auditables. Accionables por cuanto si la información extraída en forma de dato no nos permite tomar decisiones en un sentido o en otro, el esfuerzo de conseguir la información es inútil. Deben ser también accesibles y no sólo en el sentido de estar siempre disponibles para todo el equipo sino también deben proporcionar información de un modo visual e intuitivo. Finalmente deben ser auditables porque debemos ser capaces de usarlas para llegar a la raíz de los problemas que queremos resolver, y deben ser comparables con las de los períodos de iteración anterior.

El ejercicio de definir, seguir y decidir en función de unas métricas de negocio no es fácil. Bastante tenemos con construir y vender algo que la gente quiera, pero es fundamental llevarlo a cabo.

Si me permites un último consejo, más vale hacer un ejercicio simple, sencillo, pero que te dé una información que te permita decidir a actuar en un sentido o en otro que no tener métrica o guía o complicarte la vida con cientos de indicadores. Para construirlo te basta dedicar un día a pensar, sin distracciones, delante de una libreta de papel armado con un muy tecnológico lápiz.

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