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Columna
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Mi hogar, mi bono

Vivienda y economía en Reino Unido siguen encerradas en su habitual y enfermiza relación. Ambas se están recuperando. El índice Halifax muestra que el precio medio en mayo subió un 3,7% con respecto al año anterior. Pero los precios de la vivienda suben apoyados por la ultraflexibilidad del dinero –al igual que los bonos soberanos de Reino Unido y Alemania. ¿Qué sucederá cuando la política monetaria vuelva a la normalidad?

El problema es el nivel de precios a partir del cual comienza esta recuperación. La vivienda normalmente se vuelve asequible durante las grandes crisis económicas. Esta vez no lo ha hecho por el medio convencional. En el primer trimestre de 2013, el promedio del precio de la vivienda en Reino Unido era de 4,5 veces los ingresos medios, por encima de la tasa media de 4,1 registrada en 1983, y muy superior a la del 3,1 de mediados de la década de los noventa, tras el estallido de la burbuja de los ochenta.

La resistencia de los precios de la vivienda refleja un suministro inadecuado y los excesos de la política monetaria. Según los informes de Halifax, mientras los precios inmobiliarios están muy por encima de la media, los pagos hipotecarios están muy por debajo que fueron del 27,8% de los ingresos en el primer trimestre, por debajo de la media del 36,2% y cerca del mínimo histórico del 23,6%.

El precio del dinero no se quedará en el 0,5% para siempre. Los tipos hipotecarios podrían aumentar sustancialmente cuando el crecimiento y la inflación se incrementen, como podrían hacerlo hacia 2015. Esto podría significar la recuperación de las inversiones en el mercado inmobiliario, lo que perjudicaría a prestatarios, prestamistas, a la economía y al gobierno.

No hay una solución fácil. Las casas son un activo financiero y los precios de los activos no están bien ajustados. Construir más viviendas, reduciendo su escasez y abaratando su coste real sería algo sensato, aunque tampoco es la solución definitiva.

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