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Tribuna
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El matrimonio del inversor alemán y la pyme española

El reciente anuncio de la concesión de créditos a las pymes españolas y portuguesas por parte del Banco Alemán de Crédito para la Reconstrucción y el Desarrollo (KfW) a través del ICO, ha situado más si cabe bajo el foco mediático el conjunto de las relaciones económicas y comerciales hispano-alemanas, avivándose en ciertos círculos empresariales el debate sobre la conveniencia o no de la entrada de capital alemán en el tejido productivo español.

Las empresas alemanas invierten en España en la práctica totalidad de los sectores, especialmente en aquellos ámbitos en los que ya existía una relación comercial con anterioridad al comienzo de la crisis en la zona Euro. En cualquier caso, en consonancia con los datos que se derivan de la experiencia de Rödl & Partner como asesor de referencia de las empresas germanas en España, el volumen de la inversión alemana no se ha reducido a pesar de la situación económica española. Por el contrario, España es cada vez más atractiva para las empresas alemanas.

Sin embargo, ello no obsta para que se observen ciertas diferencias en el comportamiento de los inversores alemanes, con la crisis como evidente punto de inflexión. De este modo, hemos percibido como, con anterioridad, el inversor alemán actuaba con mayor tranquilidad, incluyendo en su cartera activos con el objeto último de obtener un beneficio en un horizonte a largo plazo.

En la actualidad, habida cuenta de la atmósfera de inseguridad imperante, detectamos un cambio en la dinámica de la estrategia de inversión, que se concreta sobre todo en la tendencia creciente a adquirir empresas españolas por un bajo precio. En la mayoría de los casos, se trata de empresas españolas en dificultades, algunas incluso al borde de la quiebra, que encuentran en las empresas alemanas un socio fuerte al que pueden recurrir a corto plazo. Todo ello en un contexto volátil, en el que las decisiones deben tomarse cada vez con mayor rapidez.

Llegados a este punto, se hace necesario valorar si el desembarco de empresas alemanas puede tener un impacto positivo para la economía española en términos generales y, en particular, para la supervivencia de la pequeña y mediana empresa en tanto que piedra angular del sistema productivo.

En primer lugar, debemos analizar el telón de fondo sobre el que tiene lugar la actuación de las pymes españolas, un escenario complejo en el que a la escasez de financiación le corresponde el desagradable papel de actor principal. No cabe duda de que, mientras continúe cerrado el grifo del crédito, las pymes españolas pueden verse ahogadas por los elevados costes de financiación.

La problemática descrita da lugar en la práctica a una situación a considerar cuanto menos como paradójica: empresas españolas de competitividad ampliamente contrastada en sus respectivos sectores, capaces incluso de generar empleo, se ven abocadas en ocasiones al cierre, habida cuenta de la manifiesta imposibilidad de financiarse.

Parece razonable pensar que la solución pasa en gran medida por la búsqueda de fórmulas de inversión alternativas que permitan una ágil capitalización de compañías españolas. Es en este preciso instante cuando la figura del inversor privado extranjero, en este caso alemán, entra en escena para reivindicar su rol de compañero de baile a la medida de la pyme española.

Desde una perspectiva estrictamente interna, las ventajas que comporta para España la participación de capital germano no deberían ser ignoradas. Por un lado, se obtiene una alternativa al crédito, evitando los elevados costes de financiación. Las empresas alemanas, conocedoras de las dificultades que históricamente ha entrañado la colaboración con la banca en tiempos de crisis, han optado por consolidar una estrategia de aumento de los recursos propios que les permite llevar a cabo adquisiciones sin la necesidad de llamar a la puerta de las entidades financieras. Dicho de otro modo, el inversor alemán tiene margen de maniobra y España se le antoja un destino predilecto de inversión al aportarle una triple oportunidad al margen de las inseguridades variopintas que conlleva la crisis económica: una organización empresarial seria con actual tendencia a la internacionalización, un producto y unos servicios de calidad y una competitividad impulsada por la reforma laboral.

Por otra parte, se ha de destacar la agilidad e inmediatez que comporta esta alianza a la hora de mantener a flote a aquellas pymes ávidas de una solución urgente. En estrecha conexión con ello, se posiciona, en el plano social y humano, una cuestión no menos importante: la entrada de un inversor a tiempo puede detener una destrucción aún mayor de puestos de trabajo que de otro modo se antojaría casi inevitable.

Del conglomerado de circunstancias enumeradas se desprende que los intereses comunes pueden confluir en la configuración del binomio inversor alemán-pyme española como matrimonio de conveniencia. Un enlace deseable en muchos casos para ambas partes, en tanto en cuanto garantiza la oportuna satisfacción y cobertura de las necesidades mutuas en un momento especialmente delicado.

Sönke Schlaich es abogado y Rechtsanwalt de Rödl & Partner

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