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Columna
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Coches rápidos, justicia lenta

Holger Haerter, antiguo director financiero de Porsche, fue multado el martes por tergiversar deliberadamente los problemas financieros de la compañía durante la negociación de un crédito vital con BNP Paribas en marzo de 2009. El préstamo ha sido pagado, el banco nunca se quejó y aún hace negocios con Porsche.

Sin embargo, en lo referente al fraude crediticio, el derecho penal alemán no requiere una víctima agraviada, por lo que los fiscales llevaron a Haerter ante los tribunales, donde ha sido declarado culpable. Él niega las acusaciones y planea recurrir la sentencia.

El caso, y la condena, son un signo de progreso. En el pasado, los fiscales y jueces alemanes fueron reacios a perseguir a los principales directivos de las empresas. Este caso es un avance, pero hay mucho margen de mejora. No solo debe haber más procesos, también hay que tener en cuenta que el castigo de Haerter es relativamente leve. Para un hombre con 35 millones de euros, una multa de 630.000 euros es poco menos que un pequeño cambio. Su reputación ha quedado manchada, pero se escapa de la pena de cárcel. Los fiscales habían pedido un año de prisión o una pena condicional de tres años, más una multa de un millón de euros.

Por otra parte, la auténtica pueba de la autoridad de la justicia aún está por venir. ¿Manipuló Porsche repetidamente los mercados mintiendo sobre sus intenciones?

Hay algunas pruebas convincentes y, hace medio año, los fiscales presentaron cargos penales contra Wendelin Wiedeking, el antiguo consejero delegado, así como contra Haerter. Hasta el momento, el tribunal no ha decidido si aceptará el caso. De todas formas, si se decide que Porsche engañó deliberadamente a sus inversores, la empresa no tendría que pagar necesariamente daños y perjuicios.

La ley penal para las empresas en Alemania tiene demasiados agujeros. Normativa y fiscales tendrán que ser mucho más estrictos para convertirse en elementos de disuasión creíbles para la delincuencia de guante blanco.

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