Rajoy se libra de Bruselas hasta las próximas elecciones
Mariano Rajoy ha vuelto a escaparse. Sin cambiar el ritmo de pedalada. El presidente del Gobierno se ha librado una vez más de un pelotón de perseguidores agotado por su aparente parsimonia.
Esta vez ha dejado en la estacada a una Comisión Europea dispuesta a empapelar al Gobierno español por la presunta lentitud e inconcreción en la agenda de reformas anunciada. Y todo indica que Bruselas ya no podrá darle alcance al menos hasta 2015, lo que deja libre al Ejecutivo de Rajoy durante el resto de legislatura.
Salvo que el rescate de la banca necesite una segunda vuelta en otoño, España no volverá a someterse hasta dentro de un año al veredicto de la Comisión sobre sus desequilibrios macreeconómicos (endeudamiento o balanza comercial, entre otros).
Bruselas se encontrará entonces inmersa en la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo (mayo 2014), un período poco propicio para apretar las tuercas a ningún país, sobre todo si, como parece probable, la zona euro sigue marcada por una cicatriz de casi 17 millones de parados.
La nueva Comisión no entrará en funciones hasta el 1 de noviembre de 2014, como muy pronto. Y aunque el Ejecutivo comunitario arrancase con fuerzas renovadas, el actual ya ha concedido al Gobierno español un amplio margen presupuestario que para 2014 y 2015 (año de elecciones, si no se adelantan) solo requiere un recorte estructural del 0,8% del PIB en cada ejercicio, la tercera parte del exigido para 2012. Y a la vista de las previsioens de crecimiento, no cabe descartar otra rebaja del esfuerzo y una cuarta prórroga del plazo para ajustar el déficit, que ya va por 2016.
Rajoy se libra así prácticametne del atosigamiento de Bruselas hasta las próximas elecciones o incluso más allá. A favor de la escapada del presidente del Gobierno ha jugado el viento favorable que sopla desde Berlín para relajar el corsé presupuestario. Y la desmoralización que cunde en la Comisión Europea presidida por José Manuel Durao Barroso, incapaz de mantener ningún pulso en la recta final de su mandato (que expira en 2014).
El equipo del portugués sufre una descomposición prematura como consecuencia del desgaste de cinco años de crisis ininterrumpida en los que Berlín ha impuesto unas recetas de cuyo fracaso se empieza a acusar a Bruselas. La Comisión, con permiso de Alemania, ha comenzado ya el viraje, pero parece llegar tarde para recuperar una reputación dañada. Y tanto los comisarios, como los altos funcionariso aceleran el desembarco para librarse del estigma que amenaza al organismo comunitario.
Aun así, el departamento de Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos, se mostraba dispuesto a gastar su último cartucho con un expediente disciplinario a España y Eslovenia, el otro país con “desequilibrios macroeconómicos excesivos”.
De haberse impuesto ese criterio, la Comisión habría sometido al Gobirno a una estrecha vigilancia y con plazos legalmente vinculantes. España solo se habría podido librar del control orquestando una mayoría cualificada en el Consejo de Ministros de Economía de la UE (Ecofin) para bloquear el expediente, una operación que no parecía realista. Por eso, el equipo de Rajoy, en particular su ministro de Economía, Luis de Guindos, se fajó en una batalla preventiva para evitar que la maquinaria llegara a ponerse en marcha.
“Guindos machacó a los ministros de Economía de la zona euro con una largúisima y detalladísima presentación sobre la mejoría en los indicadores de la economía española”, recuerdan fuentes comunitarias que asistieron a la última reunión del Eurogrupo (13 de mayo) antes del veredicto de Bruselas sobre el Plan Nacional de Reformas de España. “Y al día siguiente”, añaden las mismas fuentes, “repitió la misma letanía ante el Ecofin. Y seguía hablando cuando la reunión ya estaba a punto de terminar y algunos ministros iban abandonando la sala”.
España intentaba demostrar que los desequilibros macroeconómicos denunciados por la Comisión estaban “en vías de corrección” y que no tenía sentido abrir un expediente en base a datos que se habían quedado atrasados. Unos argumentos que hace unos meses tal vez no hubieran cuajado, pero que esta vez lograron paralizar el expediente.
La pequeña represalia de la CE ha sido fijar fechas para las reformas pendientes en pensiones, mercado laboral e impuestos. Pero las recomendaciones y el calendario están redactados con tanta ambigüedad que resultará difícil atrapar a un Gobierno tan escurridizo como el de Rajoy, a menos que todo el Eurogrupo se lo proponga. Pero nadie se va a lanzar esa caza, al menos hasta que no pasen las elecciones en Alemania. Para entonces, Rajoy casi habrá ganado la etapa.
A contraluz
La marca españa desfila por el Parlamento Europeo
Moda y gastronomía se darán la mano mañana (4 de junio) en un acto de promoción de la Marca España en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, promovido por el ministro de Asuntos Exteriores y antiguo eurodiputado, José Manuel García Margallo. El cocinero Asier Abal (restaurante Bera Bera) ofrecerá una degustación de tapas inspiradas en los modelos que Roberto Verino, Sara Coleman o Iraia Oiartzabal, entre otros modistos, presentarán en una plaza de tanta proyección internacional como la capital europea. Objetivo: demostrar que la marca España, basada en la innovación, la diversidad y la solidaridad, es un activo para Europa.
Barroso recibe al núcleo duro del Gobierno
Cita al máximo nivel este miércoles (5 de junio) en Bruselas entre el Gobierno español y la Comisión Europea, con el paro juvenil, la unión bancaria y la reactivación económica como platos fuertes en la agenda. Mariano Rajoy llegará acompañado de hasta siete ministros (García Margallo, Montoro, De Guindos, Cañete, Pastor, Soria y Báñez) para una reunión y almuerzo de trabajo con el organismo presidido por José Manuel Barroso. Además del núcleo económico del Gobierno, en la comitiva figura el titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, cuyo nombre suena como futuro comisario europeo (a partir de 2014).
Madrid busca hueco en la cúpula económica de la UE
Ya no duele tanto, pero todavía escuece el desalojo del Banco Central Europeo, donde España perdió su puesto en el Comité Ejecutivo hace un año. Desde entonces, el Gobierno de Rajoy intenta abrirse un hueco en la cúpula comunitaria acorde al tamaño de la cuarta economía de la zona euro. Sin éxito hasta ahora, aunque fuentes diplomáticas aseguran que no se ha abandonado la ofensiva. Y esperan obtener resultado en los próximos meses, cuando se produzcan movimientos en Bruselas. París y Berlín proponían el pasado jueves, precisamente, la creación de una presidencia permanente del Eurogrupo, lo que obligaría a relevar al holandés Jeroen Dijsselbloem.