El impacto de la privacidad en los resultados empresariales
No cabe duda de que tanto Europa como España están viviendo un momento en el que los retos y desafíos parecen reproducirse a una velocidad mucho mayor de lo que lo hacen las soluciones, tecnologías y capacidades para hacerles frente. Al mismo tiempo, estamos en un mundo cada día más conectado: ya somos 2.100 millones de personas quienes integramos la población internauta mundial y cada segundo cruzan la red de redes más datos de los que se guardaban en internet hace apenas 20 años.
En este mundo conectado, en el que el valor de la información y de los datos es cada vez mayor, gobiernos y empresas no deberían pasar por alto las oportunidades que la gestión de dichos datos ofrece. El potencial está claro: en 2012 el sector TIC de la Unión Europea contabilizó, un total de ocho millones de empleos (el 6% del PIB de la UE). Actualmente, la Comisión Europea estima que el sector tecnológico está incorporando un 3% de nuevos empleos cada año y es una referencia para la futura recuperación económica.
Si relacionamos estas informaciones, tenemos una conclusión clara: los datos son la gasolina de esa nueva economía que nos debe sacar de la crisis. Su correcto análisis lleva a identificar nuevos nichos de negocio, fomenta la innovación tecnológica y puede generar numerosos empleos de alto valor añadido.
Tecnologías como las herramientas analíticas y el cloud computing, combinadas con conceptos como el de Big Data, ofrecen enormes oportunidades para el desarrollo económico de nuestra sociedad.
El respeto por la privacidad será una ventaja competitiva de las organizaciones el día de mañana
Sin embargo, esta conectividad global ha hecho que la incertidumbre del consumidor respecto a dónde y cómo se almacenan dichos datos haya aumentado. No es raro que, en la actualidad, la confianza en internet se vea cuestionada, ni tampoco es extraño que muchos nos planteemos cómo debemos proteger la privacidad sin dejar de aprovechar el enorme potencial vinculado a la gestión de los datos.
El actual marco legal para la protección de datos en la UE se remonta a 1995, cuando todavía era imposible vislumbrar el potencial de fenómenos como el de las redes sociales o el cloud computing y su impacto en la sociedad.
En la actualidad, es igual de difícil imaginarse la clase de productos, servicios y modelos de negocio que surgirán en la próxima década. Sin embargo, sí hay estimaciones económicas de la Comisión Europea que afirman que tan solo el cloud computing, aportará a la economía europea 957.000 millones de euros del PIB en 2020 y creará 3,8 millones de nuevos empleos. El nuevo marco de privacidad negociado en Bruselas tiene que convertirse en el catalizador que permita a la UE aprovechar aquellas oportunidades, aún desconocidas, vinculadas al desarrollo de la tecnología.
Europa, que ya es líder en protección de datos en el mundo, tiene una oportunidad única de liderar este debate a nivel mundial y de hacer frente a los nuevos desafíos que plantea. En lugar de preocuparnos por cómo alcanzar los requisitos de privacidad, los europeos deberíamos centrarnos en qué datos queremos proteger, construyendo una estructura adaptable para responder a la evolución dinámica de la sociedad de la información.
Europa es líder en protección de datos en el mundo y tiene la oportunidad de liderar este debate a nivel mundial
Asimismo, debemos asumir que la responsabilidad principal en la toma de decisiones éticas y rigurosas sobre la gestión y el uso de datos debe recaer en las organizaciones que recogen y almacenan dichos datos. Deben hacerlo bien y responsabilizarse si lo hacen mal.
Para afrontar este debate, se necesita algo más que leyes. El reto es doble: definir un marco legal completo que se ajuste a las necesidades de la era digital y hacer que éste marco legal se complemente por una nueva cultura corporativa y empresarial en la que la transparencia y la responsabilidad tengan un papel central. En dicha cultura serán claves conceptos como el de privacidad por diseño o reglas corporativas vinculantes.
La privacidad por diseño supone que el diseño de nuevos productos y servicios lleve incorporado desde su concepción los requisitos de privacidad. Todos los empleados de una empresa deben ser conscientes de su responsabilidad en este aspecto, siguiendo un conjunto de prácticas que eviten posibles fallos de seguridad.
Es cierto que la diversidad de sistemas reguladores nacionales dificulta garantizar un alto nivel de protección en un mundo en el que estos datos deben poder traspasar fronteras de manera fluida. Se necesita, por ello, nuevas herramientas que permitan una interoperabilidad internacional. Las reglas corporativas vinculantes, ya incorporadas en la propuesta legislativa de la UE, son un buen ejemplo de cómo garantizar la conformidad con las reglas de privacidad en todas las filiales de una corporación multinacional, independientemente de su ubicación geográfica.
Es evidente que el respeto por la privacidad será no solo un elemento para generar confianza, sino, también, un requisito empresarial y una ventaja competitiva el día de mañana. Las compañías que ignoren la protección de la privacidad de los datos limitarán su propia competitividad en el mercado y retrasarán el camino hacia un futuro más próspero en el que se respete la privacidad.
En este sentido, el Gobierno de España ha reconocido la necesidad de sentar las bases para el crecimiento, al mismo tiempo que se protege el derecho fundamental a la privacidad. Europa no puede permitirse quedar atrás en la carrera tecnológica global por culpa de leyes que sean excesivamente prescriptivas o demasiado rígidas.
Necesitamos reglas para el futuro que sean amplias de miras y puedan adaptarse a la enorme velocidad de la innovación tecnológica. Si hacemos esto bien, seremos capaces de impulsar nuevos servicios basados en la gestión y el análisis de datos, elevar la productividad y generar empleo de calidad. Y, además, nuestro respeto por la privacidad de dichos datos contribuirá a reforzar nuestra imagen como un país de confianza también en ámbitos innovadores como el de la privacidad y la gestión de datos.
Daniel Pradelles es director de la división de Privacidad de Hewlett Packard en EMEA