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Cinco Sentidos

La actual vida del millonario Gatsby

Long Island acoge las mansiones y el lujo del nuevo ‘remake’ en el cine del personaje de Fitzgerald

Alfonso Simón Ruiz

Gatsby solo había uno, en la imaginación de F. Scott Fitzgerald. Misterioso y millonario, su historia ha sido revisada en el cine. La última se estrena el 17 de mayo, con Leonardo Dicaprio como protagonista de El gran Gatsby. Pero ese espíritu de fiestas y lujo de los años veinte todavía permanece en algunos rincones, sobre todo en Long Island, en el Estado de Nueva York.

La mansión imaginaria de Gatsby se encontraba al norte de Long Island, a 30 minutos de Manhattan, en la Gold Coast, donde millonarios como Guggenheim, Vanderbilt, J. P. Morgan, los Roosevelt o Chrysler tenían sus espectaculares residencias de verano. Es la cuna del dinero viejo de EE UU, donde todavía quedan algunos exponentes.

El Gatsby contemporáneo se podría alojar en las lujosas suites del hotel Oheka Castle, en Chelsea Mansion o Glen Cove (con habitaciones dedicadas “a la decadencia de los años veinte”), algunos de los palacios que quedan en pie, lugares favoritos para las más sofisticadas bodas de los neoyorquinos. El ambiente del millonario de Long Island pasa entre los clubes de campo y golf, como el más exclusivo del país, el Pipping Rock (señalado como el estereotipo del acento pijo de Nueva York). Para disfrutar de las carreras de caballos, Gatsby iría al histórico hipódromo Belmont Park.

Esa zona se ha convertido en la actualidad en una de las zonas más reputadas de viñedos, donde Gatsby podría pasar el tiempo en la bodega bistró Comtesse Thérèse, donde disfrutar confit de pato, o disfrutar de los reconocidos vinos tintos locales de Pellegrini. Long Island ofrece uno de los mejores mariscos del país y Noah’s se convierte en parada para disfrutar de las ostras. Para el cóctel, se perdería en Lola, de inspiración española, con su Lolita a base de ron y vermú.

El Gatsby contemporáneo se alojaría en el hotel Oheka Castle

Pero los ricos neoyorquinos de la actualidad prefieren la costa sur, la de Los Hamptons, para divertirse y descansar. El Montauk Yacht Club acoge un exclusivo puerto y hotel, con restaurantes como el Gulf Coast Kitchen y Turtle Lounge en un faro. Al caer la noche, llega el turno de los clubes de playa, como el Beach Bar o el superexclusivo South Pointe donde corre el Dom Pérignon con el que Dicaprio brinda en el film, en esas copas bajas que casi ya no se usan. Un acaudalado como Gatsby podría reservar la playa privada del Maidstone Club, fundado en 1891, para reproducir las fiestas donde banqueros, brókeres e industriales de Nueva York sabían vivir la fiesta a espaldas del ciudadano común.

Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet, a partir de 143.800 euros, de 400 cv y tapizado en cuero.
Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet, a partir de 143.800 euros, de 400 cv y tapizado en cuero.

Si la noche se traslada a Manhattan, una opción es el excelente pescado de Le Bernardin, tres estrellas Michelin, o perseguir el espíritu de la ley seca en el Experimental Cocktail Club en el downtown. Y por supuesto, un refrigerio en el Hotel Plaza, testigo permanente de aventuras. Para escaparse a la Gran Manzana, Gatsby utilizaba un descapotable color crema. En la actualidad haría las funciones un Rolls Royce (en Long Island se encuentra el mayor concesionario de EE UU de la marca), o el Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet, en su versión amarilla.

El lujo acompañaba en la vida de este misterioso personaje, algo que la diseñadora Miuccia Prada ha reflejado en la película, con trajes y accesorios de etiqueta de los antiquísimos almacenes Brook Brothers, abiertos desde 1818. Su vestidor ahora incluiría camisas y corbatas de Turnbull & Asser y esmoquin de Brioni. Para el día, manda el look de las élites universitarias de la Ivy League, con trajes de Ralph Lauren, del más atrevido Tom Ford (con apuestas en lila o azul cielo), jerséis y pantalones de Tommy Highfiger y polo Lacoste piqué del 80 aniversario de la marca. Como zapato, el nuevo Oxford tricolor de Louis Vuitton. Los más valientes incluso pueden acompañar la vestimenta con el sombrero canotier de paja. En la muñeca, un reloj Longines réplica de 1913 o un Jean Richard de la colección 1681 de estilo neovintage, por 17.900 euros. Para irse de compras, Americana Manhasset, entre Nueva York y Los Hamptons, reúne en un centro comercial a todas las grandes marcas del lujo del mundo.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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