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La hazaña de Rajoy

El Presidente del Gobierno sigue empeñado en apuntarse el tanto de la tercera prórroga de Bruselas para sanear las cuentas públicas. Para Mariano Rajoy se trata del fruto maduro de una admirable estrategia diplomática. Ojalá. Pero parece más bien la prueba de que Bruselas se rinde a la evidencia de que la economía española se hunde sin remisión y necesita un respiro que la mantenga a flote.

"Hay quien pudiera pensar que la ampliación de los plazos y la modificación de los límites para el cumplimiento de la corrección del déficit del sector público español es producto de la casualidad o de que un comisario europeo tuviera un buen día", señaló Rajoy el lunes en su intervención ante el Instituto de la Empresa Familiar. "Yo les puedo asegurar que nada más lejos de la realidad", se apresuró a aclarar el presidente por si alguien albergaba alguna duda sobre su protagonismo en tamaño logro.

Según Rajoy, gracias a la "labor discreta y permanente" de su Gobierno, España tendrá hasta finales de 2016 (como muy pronto) para situar el déficit público por debajo del 3% del PIB, el umbral que se considera aceptable en la UE. Y ni rastro en esta década ni en la próxima del objetivo de déficit cero que Rajoy suscribió en su primer Consejo Europeo (marzo 2012) al firmar el Tratado de Estabilidad de la zona euro.

Pocos objetan esa relajación, aparentemente inevitable. Pero las nuevas fechas no son ninguna conquista que se haya de celebrar. Solo una mera adaptación del calendario a la pavorosa realidad económica de un país condenado a vivir con más de cuatro millones de parados durante al menos una década. Y con unos números rojos menguantes, pero todavía insostenibles, durante aún más tiempo.

Al margen de las rogativas del Gobierno, que las ha habido,la CE ha concedido la tercera prórroga en el ajuste (esta vez de dos años, de 2014 a 2016) porque sus peores previsiones indican que a finales del año que viene el déficit público en España seguirá prácticamente en el mismo nivel que en 2012, o sea, en torno al 7%, sin contar factura del rescate de la banca.

Y porque en su último informe sobre desequilibrios macroeconómicos, la CE concluye que España se expone a un paro endémico por encima del 25% que podría lastrar indefinidamente el potencial de crecimiento del país. Un panorama desolador para las generaciones nacidas a partir de 1986, curiosamente el año que España ingresó en la UE: su vida laboral podría quedar marcada en muchos casos por una situación de desempleo o infraempleo prácticamente irreversible.

Si estos augurios se cumplen, Rajoy (o su sucesor) sí que necesitarán que alguien les eche un cable resistente y no una simple prórroga en los plazos del déficit.

Foto: El Corto Maltés al rescate, mural en el puerto de Bruselas (B. dM., abril 2010).

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